Ya todos sabemos que "toda forma de poder debe ser cuestionada". Y con eso, qué hacemos?

domingo, 23 de mayo de 2010

Escudos antiterroristas

Estados Unidos aprobó el envío de fondos a Israel para la operación Domo de Hierro, un escudo antimisilístico para protegerlos de “los militantes palestinos y los elementos de Hezbolá en el Líbano”[1].

Puede que la noticia para quien no sepa quién es quién en el mundo pase desapercibida, así que conviene dar un poco de información.

En 2006 Israel invadió Líbano con el pretexto de acabar con el elemento Hezbolá en la región. “En la invasión, más de 1200 libaneses, la mayoría civiles, murieron, mientras que del lado israelí fallecieron 160, casi todos militares”, la operación en el Líbano fue declarada de poca efectividad, ya que no pudo eliminar a Hezbolá.

Tenemos, así, una potencia militar que no firmó el Tratado de No Proliferación de Armas Nucleares invadiendo un país con el visto bueno del pentágono.

Por otro lado, desde la ocupación de los territorios palestinos, y más particularmente después de la guerra que dio origen al estado de Israel en 1947, los palestinos han ido viendo desaparecer algunos de sus derechos humanos fundamentales como la libertad de circulación, de asociación, o el voto (teniendo en cuenta que son las autoridades israelíes quienes determinan el curso de los acontecimientos en la región, y los palestinos no votan esas autoridades). Antes de la primera Intifada en 1987, el pueblo palestino toleraba casi mansamente el avasallamiento de sus derechos. Cuando las cosas se salieron de su cauce natural (Israel imponiendo el terror en Palestina sin que nadie diga ni haga nada), es decir, cuando los oprimidos intentaron molestar a los opresores, el concepto de “terrorismo” aparece otra vez, siempre definiendo un sentido: es terrorismo siempre que lo perpetren los enemigos de EEUU. Recordemos que la última ofensiva militar de gran envergadura lanzada por Israel contra “militantes palestinos” tuvo como resultado” más de 1400 palestinos muertos, la mayoría civiles, y 13 víctimas israelíes, mayormente militares”.

Tenemos así a un ejército invasor, ocupando a la fuerza, matando y sometiendo a un pueblo.

Es este “mayor aliado en la región” (a quién Estados Unidos no ha dejado de ayudar tanto militar como política e ideológicamente) quien hoy recibe la noticia de que la operación que tambaleaba por cuestiones de financiamiento, se llevará a cabo.

Sirve recordar otro dato no menor en el contexto global. EEUU presiona al consejo de seguridad de la ONU para que apruebe sanciones contra Irán por estar desarrollando tecnología para la bomba atómica.[2]

Entonces tenemos a un país que combate a otro país porque cree que quiere la bomba atómica mientras le da fondos para construir misiles a otro país que es potencia atómica en la misma región, con la excusa de defenderse de aquellos a quienes ha atacado (y sigue atacando).

Qué hace Israel para ser el mejor aliado de EEUU en la región?

Aparte de ser un satélite militar de los más grandes, ejemplos sobran. Pero podemos ver sólo uno sobre la guerra por petróleo (que parece ser el motivo de las presiones contra Irán), esta vez, en África:

El Instituto de Estudios avanzados políticos y estratégicos (Iasps, por sus siglas en inglés) –un think tank israelí con asiento en Jerusalén y una filial en Washington– desempeñó un papel protagónico en la instauración del Africom [comando para África]: en enero de 2001 convocó un simposio en Washington que recomendó la creación de un subcomando estadounidense para garantizar la seguridad regional (www.iasps.org, 16-5-01), es decir, la seguridad de las inversiones petroleras. En Angola –un ejemplo– la Chevron controla el 75 por ciento de la producción de oro negro. Y el Iasps estima que hacia el 2015, un 25 por ciento del consumo de EE.UU. de energía fósil provendrá de Africa. Esto explica algunas cosas.”[3]

Es ese tipo de seguridad regional la que está detrás del subsidio al ejército Israelí: la seguridad de que las inversiones corporativas petroleras serán siempre apoyadas por la fuerza.

martes, 18 de mayo de 2010

Qué sí y qué no.

Recuerdo cuando, como la gran mayoría, no pensaba en "cosas que realmente importan" y me gustaba gente como Charly García porque lo consideraba inteligente.
Después de muchísimas horas de autodidactismo, uno cae en la cuenta de que, como decía Scalabrini Ortiz, todo lo que nos enseñaron es falso. Las conductas éticamente reprochables, son, a veces, conductas que esconden un profundo humanismo.
Para problematizar estas cosas, invito a cualquiera a repensar lo que los medios llaman como "terrorismo", y leer en profundidad cosas sobre, por ejemplo, las FARC.
Noam Chomsky es un gran intelectual y quien enseñó a pensar en esas cosas que importan a quien escribe estas líneas.
Para contraponer a ese otro admirado de mi juventud, van dos noticias:

viernes, 14 de mayo de 2010

Sepa lo que es el capitalismo

Por Atilio Borón

El capitalismo tiene legiones de apologistas. Muchos lo hacen de buena fe, producto de su ignorancia y por el hecho de que, como decía Marx, el sistema es opaco y su naturaleza explotadora y predatoria no es evidente ante los ojos de mujeres y hombres. Otros lo defienden porque son sus grandes beneficiarios y amasan enormes fortunas gracias a sus injusticias e inequidades. Hay además otros ("gurúes" financieros, "opinólogos", "periodistas especializados", académicos "bienpensantes" y los diversos exponentes del "pensamiento único") que conocen perfectamente bien los costos sociales que en términos de degradación humana y medioambiental impone el sistema. Pero están muy bien pagados para engañar a la gente y prosiguen incansablemente con su labor. Ellos saben muy bien, aprendieron muy bien, que la "batalla de ideas" a la cual nos ha convocado Fidel es absolutamente estratégica para la preservación del sistema, y no cejan en su empeño.

Para contrarrestar la proliferación de versiones idílicas acerca del capitalismo y de su capacidad para promover el bienestar general examinemos algunos datos obtenidos de documentos oficiales del sistema de Naciones Unidas. Esto es sumamente didáctico cuando se escucha, máxime en el contexto de la crisis actual, que la solución a los problemas del capitalismo se logra con más capitalismo; o que el G-20, el FMI, la Organización Mundial del Comercio y el Banco Mundial, arrepentidos de sus errores pasados, van a poder resolver los problemas que agobian a la humanidad. Todas estas instituciones son incorregibles e irreformables, y cualquier esperanza de cambio no es nada más que una ilusión. Siguen proponiendo lo mismo, sólo que con un discurso diferente y una estrategia de "relaciones públicas" diseñada para ocultar sus verdaderas intenciones. Quien tenga dudas mire lo que están proponiendo para "solucionar" la crisis en Grecia: ¡las mismas recetas que aplicaron y siguen aplicando en América Latina y África desde los años ochenta!

A continuación, algunos datos (con sus respectivas fuentes) recientemente sistematizados por CROP, el Programa Internacional de Estudios Comparativos sobre la Pobreza radicado en la Universidad de Bergen, Noruega. CROP está haciendo un gran esfuerzo para, desde una perspectiva crítica, combatir el discurso oficial sobre la pobreza elaborado desde hace más de treinta años por el Banco Mundial y reproducido incansablemente por los grandes medios de comunicación, autoridades gubernamentales, académicos y "expertos" varios.

Población mundial: 6.800 millones, de los cuales

  • 1.020 millones son desnutridos crónicos (FAO, 2009)
  • 2.000 millones no tienen acceso a medicamentos (www.fic.nih.gov)
  • 884 millones no tienen acceso a agua potable (OMS/UNICEF 2008)
  • 924 millones “sin techo” o en viviendas precarias (UN Habitat 2003)
  • 1.600 millones no tienen electricidad (UN Habitat, “Urban Energy”)
  • 2.500 millones sin sistemas de dreanajes o cloacas (OMS/UNICEF 2008)
  • 774 millones de adultos son analfabetos (www.uis.unesco.org)
  • 18 millones de muertes por año debido a la pobreza, la mayoría de niños menores de 5 años. (OMS)
  • 218 millones de niños, entre 5 y 17 años, trabajan a menudo en condiciones de esclavitud y en tareas peligrosas o humillantes como soldados, prostitutas, sirvientes, en la agricultura, la construcción o en la industria textil (OIT: La eliminación del trabajo infantil: un objetivo a nuestro alcance, 2006)
  • Entre 1988 y 2002, el 25% más pobre de la población mundial redujo su participación en el ingreso mundial desde el 1,16% al 0,92%, mientras que el opulento 10% más rico acrecentó sus fortunas pasando de disponer del 64,7 al 71,1% de la riqueza mundial . El enriquecimiento de unos pocos tiene como su reverso el empobrecimiento de muchos.
  • Sólo ese 6,4 % de aumento de la riqueza de los más ricos sería suficiente para duplicar los ingresos del 70% de la población mundial, salvando innumerables vidas y reduciendo las penurias y sufrimientos de los más pobres. Entiéndase bien: tal cosa se lograría si tan sólo se pudiera redistribuir el enriquecimiento adicional producido entre 1988 y 2002 del 10% más rico de la población mundial, dejando intactas sus exorbitantes fortunas. Pero ni siquiera algo tan elemental como esto es aceptable para las clases dominantes del capitalismo mundial.

Conclusión: si no se combate la pobreza (¡ni se hable de erradicarla bajo el capitalismo!) es porque el sistema obedece a una lógica implacable centrada en la obtención del lucro, lo que concentra la riqueza y aumenta incesantemente la pobreza y la desigualdad económico-social.

Después de cinco siglos de existencia esto es lo que el capitalismo tiene para ofrecer. ¿Qué esperamos para cambiar al sistema? Si la humanidad tiene futuro, será claramente socialista. Con el capitalismo, en cambio, no habrá futuro para nadie. Ni para los ricos ni para los pobres. La sentencia de Friedrich Engels, y también de Rosa Luxemburgo: "socialismo o barbarie", es hoy más actual y vigente que nunca. Ninguna sociedad sobrevive cuando su impulso vital reside en la búsqueda incesante del lucro, y su motor es la ganancia. Más temprano que tarde provoca la desintegración de la vida social, la destrucción del medio ambiente, la decadencia política y una crisis moral. Todavía estamos a tiempo, pero ya no queda demasiado.

Fuente.