Ya todos sabemos que "toda forma de poder debe ser cuestionada". Y con eso, qué hacemos?

miércoles, 10 de marzo de 2010

Los 52 millones de toneladas de soja transgénica, la ética de los científicos y los ingenieros agrónomos

Por Alberto J. Lapolla

A Mariano Levin, in memoriam

Lo peor, peor está.

Según todo indica, la cosecha de sojaRR (transgénica-forrajera) de esta campaña 2009-2010, orillará las 52 millones de Tm., abarcando la friolera de 19 millones de has. sembradas. Lo cual implica alrededor del 57 % de la producción total de granos y el 55% del área sembrada. Esto es, una profundización aún mayor del monocultivo sojero y del proceso de sojización. Proceso que pagamos destruyendo casi todas las demás actividades agrícolas y transformando a uno de los mejores ecosistemas del mundo para producir alimentos, en una factoría neocolonial de producción de ‘pasto-soja’, subsidiando la producción industrial de China, la India y la Unión Europea. Países que no desean producir materias primas a ser usadas en cadenas alimenticias secundarias, las que compran a países del Tercer Mundo (nosotros) mientras destinan todos sus recursos agrícolas a producir alimentos, sosteniendo su soberanía alimentaria, contrapartida de un proceso de industrialización exitoso, tal cual hicimos los argentinos entre 1945 y 1976.

La Argentina, por el contrario, destina la mayor superficie posible de de su feraz pradera pampeana (más de 35 millones de hectáreas) a producir parte de la cadena alimenticia de otros países, ignorando o debilitando la nuestra. Nuestro vecino Brasil, y el propio Chile -a pesar de su modelo neocolonial- no actúan así. De tal forma la otrora famosa soberanía alimentaria argentina es hoy cosa del pasado. Hecho que puede comprobarse en el reciente desmedido aumento del precio de la carne, debido a la reducción constante del stock y de la superficie ganadera, que la sojización produce, expulsando la ganadería a regiones marginales de menor productividad. De tal forma, la ganadería perdió desde el inicio de la sojización la increíble cifra de 13.5 millones de has. en Pampa húmeda y una cifra cercana a los 3 millones de cabezas por año, en las últimas cinco campañas, produciendo una drástica reducción del stock.

Este proceso viene unido a la concentración de la producción de carne para el mercado interno en los feed-lots, que hoy concentran casi el 80% de la producción de carne para consumo interno. Carne ‘chatarra’ contaminada con antibióticos, anabólicos, hormonas, vacunas, funguicidas, y sobre todo con animales alimentados sin pasturas naturales, con alto nivel de granos, lo cual altera totalmente su composición nutricional, afectando la salud de la población que los consume. Es decir, la de la mayoría de los argentinos, pues los feed-lots producen 11 de los 14 millones de cabezas de ganado que se faenan por año. El resto son animales criados a campo con pasturas, que van a exportación o a cortes de alto precio.

Lo mismo ocurre con las demás producciones desplazadas por la sojización, como la horticultura, la lechería, la fruticultura, la apicultura, y la producción familiar en general, lo cual ha afectado notoriamente los precios y la oferta -en cantidad y calidad- de frutas, verduras y lácteos. La producción familiar que debería ser la base de la recomposición de un modelo productivo, sano, solidario, democratizador, descentralizador y repoblador del campo argentino, y principalmente productor de alimentos, por el contrario es arrasada por las fumigaciones aéreas de glifosato -ya limitadas en los EE. UU., y Europa- y por los precios absurdos de la tierra sojizada.

A esto hay que sumarle la depredación al ecosistema, la contaminación de napas, fuentes de agua, arroyos y ríos, la exportación masiva de nutrientes que supera holgadamente los 1500 millones de doláres por año. La absoluta destrucción del bosque nativo. La destrucción de fuentes de trabajo: la sojaRR crea 2 puestos de trabajo cada 1000 has y destruye 9 de cada 10, debido a su técnica de cultivo por Siembra Directa. Sumemos también la expulsión masiva de pequeños chacareros y arrendatarios y la expulsión de comunidades indígenas que los sojeros producen y la degradación del suelo que la repetición del ciclo continuado soja-trigo-soja produce. Sumemos la destrucción de la flora, la fauna, la microflora, la microfauna, y la disminución masiva de la Biodiversidad, que la sojización produce en forma permanente y continuada desde 1995. Dejamos para el final, porque lo trataremos aparte, los graves efectos sobre la salud humana que producen los más de 300 millones de litros de agrotóxicos fumigados por campaña sobre la pampa sojizada y la población que la habita. De tal forma, si uniéramos todos estos costos colaterales y estructurales (los sistemas agrícolas no son circuitos económicos cerrados sino abiertos) que la sojaRR produce a nuestra economía y que hemos abordado en otros artículos, sería poco lo que nos restarían de los aproximadamente 19 mil millones de dólares en bruto, que reportará la enorme cosecha sojera. Y esos costos en algún momento habrá que asumirlos pues, año a año, iremos deteriorando nuestro ecosistema productivo, hasta acabar con el, sin posibilidad de retorno.

Lo más grave: contaminación al por mayor

Durante el conflicto agrario, la Presidenta de la nación pidió al Conicet un estudio sobre la toxicidad del glifosato. Tomado por sorpresa por la decisión, y porque los aliados sojeros, de golpe se habían transformado en feroces enemigos del gobierno, el Dr., Lino Barañao Ministro de Ciencia y Tecnología, pero hombre vinculado en forma directa a la industria biotecnológica multinacional, designó una comisión ad hoc por fuera de los concursos habituales para un estudio de esta complejidad. Y en particular eludió sumar voces u opiniones que pudieran contradecir lo expresado por la multinacional Monsanto en sus informes, que son la base de todo lo que se maneja sobre los efectos del glifosato, sobre plantas, suelo, ambiente y gente.

Contraviniendo todos los estudios que se están publicando en el mundo y en nuestro propio país, como por ejemplo el informe del Dr., Andrés Carrasco, sobre el herbicida estrella del complejo sojero, el informe concluyó un galimatías político-científico (dos disciplinas que en general no se llevan bien) donde en una página se asegura que: ‘bajo condiciones de uso responsable, entendiendo por ello las condiciones de uso autorizadas por las normas vigentes y cumpliendo con la adopción de buenas prácticas para su aplicación, el glifosato y sus formulados no implicarían riesgo para la salud humana o el ambiente.’

Este párrafo es casi una obviedad que señalan todos los marbetes de agrotóxicos. Sin embargo, el informe no concluye en ninguna parte que el glifosato y sus formulados no implicarían riesgo para la salud humana y el ambiente. Pero dejando en claro las cosas (los científicos-políticos no son tontos) el informe termina señalando que ‘en Argentina no existen suficientes datos sobre los efectos del glifosato en la salud humana, por lo cual sería importante promover la realización de los estudios pertinentes.’

Es decir, en realidad el grupo del Conicet concluye que los organismos técnico-científicos del Estado no saben nada sobre los efectos que el principal agrotóxico del complejo sojero está produciendo sobre la salud y el ambiente de un área de más de 35 millones de hectáreas en el corazón productivo del país. Cabe aclarar que el informe del Conicet de fecha de julio de 2009, no fue especialmente imparcial. A su cargo estuvo el Ing. Claudio Ghersa que fue uno de los principales impulsores del modelo sojero a través del núcleo monsantiano de la Facultad de Agronomía de la UBA. Bajo la batuta del ex decano Fernando Vilella, Héctor Huergo (director de Clarín Rural y de Expoagro), el fallecido Héctor Ordoñez (creador de la idea de la ‘Argentina verde y competitiva contra la inviable Argentina industrial’), la Nación Rural, la Bolsa de Cereales de Rosario y Aapresid, sumado a todo el Instituto de investigación al que pertenece Ghersa. Ellos establecieron una política de ‘pensamiento único’ respecto de la transgenia, la sojiziación y la Siembra Directa, que prácticamente ha anulado todo debate científico serio sobre la agronomía y las políticas agropecuarias en la FAUBA. Esta política ignoró, ocultó y reprimió, todo intento de estudio serio de control ambiental y agronómico sobre los efectos de la sojización en el ecosistema a que se aplicaba. Su responsabilidad crecerá con el tiempo y será éticamente ineludible, cuando, como ya está pasando, sea imposible ocultar los gravísimos daños que la lluvia permanente de agrotóxicos produce sobre la salud de la población argentina

Informe monsantiano

No sólo se ubicó como coordinador del equipo a un miembro del lobby monsantiano como el Ing. Ghersa, sino que el informe tomó como base de referencia a un trabajo norteamericano del año 2000, realizado por Gary Williams, Robert Kroes y Ian Munro. Olvidando señalar que dicho informe había sido patrocinado por la multinacional Monsanto. Es decir, Monsanto se investigó a sí misma y el Conicet usó sus ‘estudios imparciales’ para juzgar la toxicidad del producto que la multinacional comercializa. Como es lógico, el informe de Williams concluye en la total inocuidad del glifosato. De manera notable el Conicet no convocó siquiera como contraparte, a la gran cantidad de científicos que dentro de las estructuras académicas del país vienen trabajando hace tiempo por su cuenta, demostrando todo lo contrario: que el glifosato, sus coadyudantes y demás agrotóxicos del complejo sojero, son responsables de producir cáncer, malformaciones en los nacimientos, abortos espontáneos, lupus, leucemias, alergias, enfermedades respiratorias, intoxicaciones, dermatitis, y enfermedades crónicas por contacto. Enfermedades desconocidas en frecuencia y existencia, antes de la irrupción de la sojaRR en nuestras pampas.

A pesar de todos estos estudios producidos en el país e informados a la comunidad científica local, no fueron convocados, ni el Dr Walter Pengue, ni el Dr Jorge Morello, ni el Dr Raul Montenegro (Premio Nóbel alternativo), ni el Dr Jorge Kaczewer, ni el Dr. Adolfo Boy, ni el Dr Andrés Carrasco, quien en 2009 confirmó, en la Argentina los estudios que viene realizando en Francia el equipo de Gilles-Eric Seralini, que demuelen la falsa inocuidad del glifosato. Tampoco fueron consultados los grupos de médicos que en todo el país están denunciando el aumento de casos de cáncer, nacimientos con malformaciones y abortos espontáneos provocados por los agrotóxicos, tales como los Dres., Alejandro Oliva de Rosario, Darío Gianfelice de Paraná, Gómez de Maio de Posadas, o Jorge Lenzi, del Colegio Médico de Saladillo que encontró un incremento de más del 30% del cáncer colo-rectal desde la irrupción de la sojización en la zona. El Dr. Alejandro Oliva, Director de Andrología del hospital Italiano de Rosario coordinó un estudio multidisciplinario del cual participaron la FAA, el INTA, la UNR y el Colegio de Ing. Agrs., de Rosario. El estudio, abarcativo de toda la cuenca sojera central, demostró palmariamente la relación del glifosato y los agrotóxicos del complejo sojero con la propagación del cáncer en toda la región bajo estudio de Santa Fe y Córdoba. Llegando a comprobarse que la frecuencia de determinados tipos de cáncer era varias veces mayor en pequeños poblados del interior sojero que en las grandes ciudades, cuando hasta 1995, era exactamente al revés.

Dicho estudio, de gran importancia, no fue publicado en el país por presión del INTA y los gobiernos provinciales y debió ser publicado en la revista Cadernos de Saude Publica de Brasil, encontrándose un resumen en los archivos de la FAA. El Dr., Gómez de Maio, jefe del Departamento de Neonatología del Hospital Nacional de Posadas, Misiones, ha denunciado y publicado reiteradamente los efectos del glifosato y otros agrotóxicos en la producción de nacimientos con malformaciones, tumores y abortos espontáneos altamente superior a la media. En este caso se acumulan los efectos de la sojización y el uso del glifosato en la producción de tabaco. Los Dres., Darío Gianfelice y Mascheroni vienen denunciando desde hace años, el gran aumento de abortos espontáneos, cánceres, leucemias, malformaciones en los nacimientos de Entre Ríos y Santa Fe en zonas sometidas a los agrotóxicos del complejo sojero. Ninguno de ellos fue llamado a participar de la comisión ad hoc, ni siquiera a exponer sus razones. Tampoco lo fueron las Madres del Barrio Ituzaingó, en Córdoba que poseen casi 200 casos de cáncer sobre 4.000 habitantes, o de San Cristóbal o Mal Abrigo, en Santa Fe, que poseen uno de los porcentajes de malformaciones en los nacimientos más altos del país. Tampoco fueron convocados los vecinos de Loma Senés de Formosa que fueron fumigados en persona por productores sojeros y sufrieron todo tipo de enfermedades, lo cual valió un artículo de denuncia sobre la sojización en Argentina en la revista británica New Scientist (17-4-04). La UNLitoral encontró en 2006 que el 86% de las madres en lactancia poseían restos de agrotóxicos en la leche. La Maternidad Sardá de Buenos Aires encontró lo mismo pero la cifra subía 90.5%, por supuesto la comisión ad hoc ignoró estos datos.

Ciencia, glifosato, cáncer y enfermedad

Sin embargo, pese a la negativa del informe del Conicet y el ministro Barañao a reconocer lo que ya es más que obvio, en el resto del mundo -no atado a los poderosos intereses del rentismo sojero-monsantiano- los estudios, investigaciones y denuncias contra el glifosato y sus efectos cancerígenos, están cada vez más difundidos. En 2001 el Dr. Robert Bellé, Director del Centro Nacional de Investigaciones de Roscoff en Francia, determinó que el glifosato en su formulación como Round-up activa el mecanismo de ‘check-point’, que inhibe a la célula el cese de su reproducción. De seguir reproduciéndose indefinidamente puede transformarse en una masa tumoral, dando inicio al proceso de tumorización y finalmente al cáncer.

Bellé dice que es una locura hacer fumigaciones aéreas de glifosato. En 2005, Marc et al., reportaron los mismos efectos encontrados por Bellé en ensayos sobre Erizo de mar, la misma especie usada por Bellé, (publicado en Toxical Applicated Pharmacology). En 2006, el Dr., Dick Ralea de la Univ., de Pittsburg (USA) descubrió que la aplicación de Round-up sobre fuentes de agua con anfibios en desarrollo, destruía el 70% de la biodiversidad de anfibios y el 86% en renacuajos (¿Se acuerdan cuando los argentinos teníamos ranas y sapos?). En la misma línea pero en nuestro país, un estudio conjunto de la UBA y el Intech (Chascomús) encontró que el glifosato destruía y alteraba la flora y la fauna de las lagunas bonaerenses. (La Nación 17-3- 2008). Investigadores Oncológicos suecos informaron en el Journal of Amercian Cancer Society, una estrecha relación entre Linfoma No Hodgkin (un tipo de cáncer) y el glifosato. El grupo dirigido por Gilles-Eric Seralini, de la Univ., de Caen en Francia, a través de sucesivos informes en 2005, 2007 y 2009, ha demostrado que el Round-up a través de su surfactante POEA (Polietoxietielamina) produce la muerte de las células embrionarias, placentarias y del cordón umbilical, dando origen a malformaciones, teratogenésis y tumores. Sus trabajos fueron publicados por la revista Scientific American. Por último el Dr., Andrés Carrasco Director del Laboratorio de Embriología de UBA-Conicet, descubridor de los Genes Hox (que son los que determinan la morfogénesis en todos los vertebrados, razón por la cual en su momento se lo mencionó para un posible Premio Nóbel) informó en 2009, haber comprobado en ensayos realizados durante dos años, que el glifosato usado en dosis mucho menores a las de campo, y en diluciones similares a las que se encuentran en los cursos de agua como restos, produce malformaciones placentarias y embrionarias en una especie de anfibio llamada Xenopus laevis, alterando todo el proceso de morfogénesis del anfibio, proceso que a su vez es común a todos los vertebrados y por lo tanto común al ser humano.

Esta pequeña lista ilustrativa demuestra que la supuesta inocuidad del glifosato es un cuento de Monsanto. Empresa acostumbrada a mentir hasta el final, y miembro del complejo militar-industrial norteamericano, autora del ‘agente naranja’ en Viet Nam, y que ya ha debido indemnizar con sumas millonarias a los afectados por el PCB, por el Agente naranja, por las dioxinas, y ahora lo está haciendo -pero en Estados Unidos- por los daños ocasionados por las fumigaciones aéreas de Round-up. Como siempre ocurrió con Monsanto o antes con las tabacaleras, ‘científicos’ de dudosa ética, negaron durante décadas mediante estudios fraguados, informes falseados, ocultamiento de información y especialmente no realizando los ensayos que había que realizar –‘lo que no se investiga, no se conoce’. Sin embargo, finalmente fueron arrasados por estudios serios que demostraron la falsedad de los estudios de la empresa. Monsanto terminó pagando sumas multimillonarias a los afectados, la mayoría de los cuales desgraciadamente ya no estaban para poder disfrutar ese dinero.

Salir de la Sojización

La Argentina es el país mas sojizado del mundo, la salud de nuestra población está siendo afectada de manera grave por el uso indiscriminado, irracional y abusivo de una masa de agrotóxicos que no tiene parangón en nuestra historia ambiental. Todo, para producir pasto-soja, que nuestra economía no necesita. ¿No sería más lógico plantearnos recuperar varios cientos de miles de productores perdidos -hoy solo restan menos de 330.000 de los 660.000 que supimos tener- y proponernos por ejemplo, en lugar de producir 100 millones de Tn., de commodities que no necesitamos, llegar a tener un millón de productores? Chacareros que realicen una producción limpia, basada en la elaboración de alimentos para nuestro pueblo, exportando el sobrante, que sin dudas sería enorme y multivariado, recuperando por ejemplo la producción de ‘la mejor carne del mundo’, que implica pastoreo a cielo abierto, en campos de buena calidad y rotaciones agrícola-ganaderas, que nos devolverían la fertilidad natural de nuestros suelos hoy dañados, casi sin gastar en fertilizantes.

Debemos reforestar enormes superficies devastadas por la sojización, pero por sobre todo debemos distribuir tierra, quebrando el proceso de concentración descomunal de la propiedad, que se viene produciendo desde 1976. Seguramente los 19.000 millones de dólares que hoy estaría aportando la sojaRR -sin beneficio de inventario- serían superados por una producción mucho más variada y de mayor valor agregado, creando mucho más trabajo y afincamiento rural, en lugar de la expulsión actual. Pero por sobre todo estaríamos protegiendo a nuestro pueblo de una catástrofe anunciada y de una muerte lenta pero inexorable por vía de la contaminación cancerígena y teratogénica de los agrotóxicos, que hoy desparramamos alegremente sobre uno de los ecosistemas más feraces del planeta.

Un proyecto nacional y popular requiere urgente otra política agropecuaria pensada para el desarrollo de la nación. Queda una pregunta para agrónomos, biólogos y genetistas propulsores de la transgenia masiva a ecosistema abierto. ¿Cómo se articula el Dogma Central, de ‘un gen-una proteína’, si hoy sabemos que el genoma humano posee alrededor de 25.000 genes, pero producimos más de 100.000 proteínas? ¿Nadie es capaz de preguntarse que algo anda mal en ese postulado?, y que en realidad como siempre pasa, la materia, la naturaleza y la vida, siempre son más complejas que lo que podemos entrever. Si a esta pregunta que posee una respuesta que Monsanto se niega a dar, le sumamos los más de 300 millones de litros de agrotóxicos fumigados por campaña sobre

nuestros campos, tal vez los ingenieros agrónomos y científicos involucrados, deban reflexionar sobre lo que han aprendido como ‘pensamiento único sojero y transgénico’ y repensar si desean ser cómplices de la muerte lenta de nuestro pueblo o ayudar con sus conocimientos a su felicidad y grandeza.

Alberto J. Lapolla es ingeniero agrónomo, genetista e historiador, Director del Instituto de Formación de la CMP.


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lunes, 8 de marzo de 2010

Los no elegidos "arquitectos de política"

Por Noam Chomsky

Los desplazamientos del poder en el mundo, actuales o potenciales, constituyen un animado tópico entre los formuladores de política y los observadores. Una de las preguntas es si China desplazará (o cuándo) a Estados Unidos como el protagonista dominante global, tal vez junto con India.

Este cambio provocaría que el sistema mundial volviera a algo como era antes de las conquistas europeas. El crecimiento económico de China e India ha sido rápido, y gracias a que rechazaron las políticas occidentales de desregulación financiera sobrevivieron la recesión mejor que la mayoría. Sin embargo, surgen interrogantes.

Una medición estándar de bienestar social es el Índice de Desarrollo Humano de la ONU, cuyos datos más recientes son para 2008. India ocupa el 134 lugar, ligeramente por encima de Camboya y por debajo de Laos y Tayikistán, aproximadamente el mismo sitio que ha ocupado durante años. China se ubica en el lugar 92 –empatado con Belice, un poco arriba de Jordania, abajo de República Dominicana e Irán-.

India y China también tienen mucha desigualdad, así que más de mil millones de sus habitantes caen aún más en la escala.

Otra preocupación es la deuda de Estados Unidos que, se teme, coloca al país bajo el yugo de China. Aparte de un breve interludio, desde hace mucho Japón ha sido el principal tenedor internacional de deuda del gobierno estadunidense. Además, el apalancamiento de los prestamistas está sobrevalorado.

En una dimensión, el poder militar, Estados Unidos se yergue completamente solo. Y Obama está imponiendo niveles históricos con su presupuesto militar. Casi la mitad del déficit estadunidense se debe al gasto militar, intocable en el sistema político.

Al considerar los otros sectores de la economía de Estados Unidos, el premio Nobel Joseph Stiglitz y otros economistas advierten que debemos cuidarnos del fetichismo deficitario. El déficit estimula la recuperación y puede superarse con una economía al alza, como sucedió después de la Segunda Guerra Mundial, cuando era mucho peor.

Se espera que la deuda crezca, debido principalmente al totalmente ineficiente sistema privatizado de cuidado de la salud –también virtualmente intocable, gracias a la habilidad de las empresas para superar la voluntad pública-.

No obstante, el marco de estas discusiones es engañoso. El sistema global no sólo es una interacción entre estados donde cada uno busca cierto interés nacional, ajenos a la distribución del poder interno. Desde hace mucho se ha entendido eso.

Adam Smith concluyó que los principales arquitectos de la política en Inglaterra eran los comerciantes y manufactureros, quienes se aseguraban de que sus propios intereses fueran atendidos de la forma más peculiar, sin importar sus penosos efectos sobre los demás, incluyendo el pueblo de Inglaterra.

La máxima de Smith sigue siendo cierta, aunque actualmente los principales arquitectos son las corporaciones multinacionales y, particularmente, las instituciones financieras cuya participación en la economía ha explotado desde los años 70.

En Estados Unidos hemos visto una dramática ilustración del poder de las instituciones financieras. Durante la última elección presidencial aportaron el núcleo del financiamiento del presidente Obama.

Naturalmente esperaban ser recompensados, y así fue –con los Programas de Alivio de Activos en Problemas (TARP) y con mucho más-. Por ejemplo Goldman Sachs, la más dominante en la economía y el sistema político. La firma hizo una fortuna vendiendo títulos respaldados por hipotecas e instrumentos financieros más complejos.

Conocedora de la fragilidad de los paquetes que ofrecía, la firma aceptó apuestas con la gigantesca aseguradora American International Group que estos iban a desplomarse. Cuando el sistema financiero se colapsó, AIG también se vino abajo.

Los arquitectos de política de Goldman no sólo negociaron un paquete de rescate para Goldman sino también lograron que los contribuyentes salvaran a AIG de la bancarrota, consecuentemente rescatando a Goldman.

Ahora Goldman está registrando ganancias históricas y pagando gruesos bonos y, junto con algunos otros bancos importantes, es más grande y fuerte que nunca. El público está furioso. La gente puede ver que los bancos que fueron agentes principales de la crisis están prosperando grandemente, mientras la población que los rescató se enfrenta a un desempleo de casi 10 por ciento.

El descontento popular finalmente evocó un cambio de retórica de la administración estadunidense, que respondió acusando de codiciosos a los banqueros, junto con algunas sugerencias de política que a la industria financiera no le agradan (la Regla Volcker y otras propuestas).

Dado que se suponía que Obama iba a ser su hombre en Washington, los principales arquitectos perdieron poco tiempo antes de lanzar sus instrucciones: a menos que Obama se alineara nuevamente, enviarían sus fondos a la oposición política.

En pocos días, Obama informó a la prensa que los banqueros eran buenos tipos, singularizando a los dos principales, JP Morgan Chase y Goldman Sachs: Al igual que la mayoría de los estadunidenses, no tomo a mal la riqueza o el éxito de la gente. Es parte del sistema de libre mercado –como se interpretan los mercados libres en la doctrina del capitalismo de Estado. Ese cambio radical es una fotografía reveladora de la máxima de Smith en acción.

Los arquitectos de la política también están operando un verdadero cambio de poder: de la fuerza de trabajo mundial al capital trasnacional.

Martin Hart-Landsberg, economista y especialista en China, explora la dinámica. China se ha convertido en la planta ensambladora de un sistema de producción regional. Japón, Taiwán y otras economías asiáticas desarrolladas exportan a China partes y componentes de alta tecnología, donde se ensamblan y exportan los productos terminados.

El creciente déficit comercial de Estados Unidos con China ha generado preocupación. Se ha hablado menos de que éste se ha reducido marcadamente con Japón y el resto de Asia conforme toma forma el nuevo sistema de producción regional. Las manufactureras estadunidenses están siguiendo el mismo camino, enviando partes y componentes a China para que ésta ensamble y exporte, en su mayoría de regreso a Estados Unidos. Para las instituciones financieras, comercializadoras gigantes de venta al minoreo y los dueños y gerentes de industrias manufactureras, estos desarrollos son celestiales.

Y bien entendidos. En 2007, Ralph Gomory, director de la Fundación Alfred P. Sloan, testificó ante el Congreso que “en esta nueva era de globalización, los intereses de las empresas y los países han divergido. En contraste con el pasado, lo que es bueno para las empresas globales estadunidenses ya no necesariamente es bueno para los ciudadanos estadunidenses.

Examinemos a IBM. A finales de 2008 más de 70 por ciento de los 400 mil trabajadores de la empresa estaba en el extranjero, informa la revista Business Week. En 2009, IBM redujo su nivel de empleo en Estados Unidos otro ocho por ciento.

Para la fuerza de trabajo el resultado podría ser penoso, según la máxima de Smith, pero es bueno para los principales arquitectos de la política. Las investigaciones actuales indican que aproximadamente una cuarta parte de los empleos estadunidenses será extranjerizado en dos décadas, y los que queden se enfrentarán a menos beneficios y sueldos debido a la mayor competencia de los trabajadores remplazados.

Este patrón sigue a 30 años de estancamiento o desplome para la mayoría conforme la riqueza fluye hacia pocos bolsillos, llevando probablemente a la mayor desigualdad de la historia de Estados Unidos.

Pese a que China se está convirtiendo en la ensambladora y plataforma de exportaciones del mundo, los trabajadores del país están sufriendo junto con el resto de la fuerza laboral mundial, como lo anticiparíamos en un sistema diseñado para concentrar riqueza y poder y para que los trabajadores compitan entre ellos globalmente.

En el mundo, la participación de los trabajadores en el ingreso nacional se ha reducido en muchos países –radicalmente en China, generando creciente inestabilidad en esta altamente desigual sociedad.

Así que tenemos otro cambio importante en el poder mundial: de la población general a los principales arquitectos del sistema global, proceso asistido por el socavamiento de la democracia funcional en los países más poderosos.

El futuro depende de cuánto esté dispuesta a soportar la gran mayoría, y si se puede desarrollar una respuesta constructiva que confronte los problemas en el centro del sistema de capitalismo de Estado de dominación y control. De lo contrario, los resultados podrían ser tétricos, como lo revela más que ampliamente la historia.


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martes, 2 de marzo de 2010

17 de abril 2010, movilizaciones de Vía Campesina

¡"No" Al Control de las Transnacionales sobre la Agricultura y la Alimentación!


Para conmemorar el Día Internacional de las Luchas Campesinas el 17 de abril de 2010, el movimiento internacional la Vía Campesina hace un llamado a sus organizaciones miembros, a sus aliados, y a quienes apoyan al movimiento a unirse contra las transnacionales quienes tratan de apoderarse de sistemas de alimentación y agricultura en todo el mundo.

El 17 de abril de 1996 fueron masacrados 19 campesinos brasileños quienes defendían su derecho a producir alimentos y exigían acceso a la tierra. Desde esa masacre que sucedió en El Dorado dos Carajás, todos los años hasta esta fcha se organizan movilizaciones en todo el mundo por movimientos campesinos, comunidades, grupos de estudiantes, organizaciones no gubernamentales y activistas para exigir soberanía alimentaria y el derecho campesino a producir alimentos.

El año 2009 concluyó con tres cumbres internacionales: la Cumbre sobre la Seguridad Alimentaria, organizada en Roma por la Organización Mundial de la Agricultura y Alimentación (FAO), la Conferencia Ministerial de la Organización Mundial del Comercio (OMC) en Ginebra así como la cumbre de las Naciones Unidas sobre el Clima en Copenhague. En cada uno de estos eventos las trasnacionales mostraron su convicción por controlar los sistemas alimenticios y de agricultura, los mercados, la tierra, las semillas y el agua-- es decir toda la naturaleza-- a escala mundial. Trasnacionales tales como Monsanto, Cargill, Archer Daniel Midland y Nestlé asistieron a estas cumbres con verdaderas armadas de grupos de presión con el propósito de crear políticas de acuerdo a sus intereses.

Por ejemplo, la transnacional Monsanto, basada en los Estados Unidos, quiere recibir fondos públicos para subsidiar su semilla de soja marca ‘Roundup Ready’, la cual está genéticamente modificada para ser resistente a glifosato (vendida por la misma compañía bajo el nombre de ‘Roundup’), el herbicida más común a nivel mundial. Monsanto insiste que la soja ‘Roundup Ready’ ayudará a reducir el cambio climático porque la resistencia al herbicida ‘Roundup’ significa que pueden ser cultivados sin arar la tierra (lo cual emite dióxido de carbono), técnica se conoce como “agricultura sin labranza”. Monsanto argumenta que sus semillas y herbicidas deberían ser elegibles para recibir créditos de carbono a través del Mecanismo de Desarrollo Limpio como parte de la Convención sobre Cambio Climático de la ONU (CMNUCC).

Sin embargo la realidad es que Monsanto y otras transnacionales son entre las entidades que más contribuyen al cambio climático y otras crisis del medio ambiente porque promueven un modelo no sustentable de agricultura industrial.

Las trasnacionales también aumentan la pobreza y la recesión económica en todo el mundo. Mientras que incrementan su control sobre las tierras y los mercados de productos agropecuarios, las transnacionales obligan a los campesinos a dejar sus tierras y reducen las oportunidades para encontrar empleo en áreas rurales. El resultado es que los barrios pobres de las periferias de las ciudades se llenan con más y más gente desesperada y de familias sin empleo.

Las transnacionales continúan a tener ganancias enormes mientras que el hambre y la pobreza siguen creciendo. Es por eso que la movilización contra las transnacionales es hoy en día una prioridad para la Vía Campesina. Nuestro movimiento tiene la visión de un mundo en el cual las trasnacionales como Monsanto, Cargill, Carrefour y Walmart, con su destrucción de la naturaleza y de humanidad dejarán de existir. Serán remplazados por miles de millones de campesinos y campesinas de pequeña y mediana escala que producen alimentos sanos para mercados locales y regionales, preservando la biodiversidad, protegiendo recursos acuíferos, manteniendo el carbono en los suelos y revitalizando economías rurales.

Para celebrar el 17 de abril del 2010 la Vía Campesina hace un llamado a sus miembros y aliados para unirse e incrementar la resistencia contra las nacionales y para amplificar las voces y los derechos de los campesinos y las campesinas en todo el mundo.

Cómo es posible involucrarse?

* Creando conciencia sobre la destrucción causada por las transnacionales y sobre los beneficios de la agricultura campesina; organizando un evento dentro de cada comunidad, escuela, ciudad u organización. Movilizaciones posibles pueden ser protestas, debates públicos, acciones directas, presentación de películas, organizar un mercado de productos campesinos, organizar intercambio de semillas campesinas, o concursos de canciones o dibujos.

* Suscribirse a la lista de la Vía Campesina sobre el 17 de abril y mantenerse informados sobre las acciones que están siendo organizadas por todo el mundo; puedes recibir nuestra guía de acción y comentar tus planes con otros que conozcas. Las suscripciones se pueden hacer aquí: http://viacampesina.net/mailman/listinfo/via.17april_viacampesina.net

* por favor comunícanos lo más pronto posible que el tipo de actividades se están planeando para que se publiquen en nuestro página web: www.viacampesina.org

* favor de mandar fotografías, artículos y videos después de los eventos a: viacampesina@viacampesina.org

Fuente: http://www.ecoportal.net/content/view/full/91297