Ya todos sabemos que "toda forma de poder debe ser cuestionada". Y con eso, qué hacemos?

martes, 1 de septiembre de 2009

La Argentina según Monsanto.

El “campo”, las políticas agropecuarias y la destrucción del suelo.

En 1996 la Secretaría de Agricultura y Pesca  durante la presidencia de Menem, a cargo por entonces de Felipe Solá (actual candidato por el PRO-Peronismo junto con De Narváez por la provincia de Buenos Aires), permitió la siembra masiva de soja transgénica en Argentina, llevando al país a ser uno de los 19 países en el mundo que permiten la siembra de los OMG (Organismos Modificados Genéticamente) y uno de los 5 que lo permiten a gran escala[1]. La medida fue impuesta sin hacer exámenes toxicológicos ni ambientales. En su momento, Solá puso al ingeniero Héctor H. Huergo, lobbysta de los agronegocios desde la seción Rural de Clarín, al frente del INTA, sin el menor reparo al conflicto de intereses que eso representa. La Secretaría de Medio Ambiente, a cargo de María Julia Alsogaray, quien debería haber participado ante una medida que repercute no sólo en la producción de alimentos sino en el manejo del suelo argentino, dejó en manos de la secretaría de Solá la desición sobre la regulación.

Al decir de Vervitsky, Huergo ingresó a Clarín donde desde 1971 dirige el Suplemento Rural, suplemento responsable de preparar el terreno para la masiva propaganda de apoyo destinada a los productores agropecuarios con propagandas a página entera de "Nidera", marca local de Monsanto.

Integrantes de la Secretaría de Recursos Naturales y Ambiente Humano, propusieron "investigar los efectos que podría tener la introducción de la soja transgénica. Pero Agricultura y el INTA respondieron que era un tema de su competencia, la secretaria María Julia Alsogaray no insistió y Solá firmó el permiso. Lo hizo en dos resoluciones notablemente escuetas. La 115, del 14 de marzo de 1996, estableció el método de solicitud de autorizaciones para “la experimentación o liberación de la semilla de soja transgénica”. La 167, del 3 de abril de 1996, autorizó a producir y comercializar la semilla y los productos y subproductos de la soja “tolerante al herbicida glifosato”. Ese mismo año, Huergo creó el canal Rural de televisión por cable. Jorge Rulli, quien era titular de la Comisión Nacional de Diversidad Biológica dependiente de la Secretaría de Agricultura le reprochó a Huergo que violara los pactos firmados por la Argentina sobre biodiversidad. Huergo le contestó que se había quedado en el pasado: “Hoy la biodiversidad se hace en los laboratorios”[2].

Los problemas del los habitantes linderos a las zonas de cultivo de Soja RR (Roundup Ready, de Monsanto) llevaron a la corte a los productores. La historia en Argentina se remonta a Ituzaingó, donde los porcentajes de cáncer en la población llegó a niveles record[3]. La lucha comienza a fines del año 2001, cuando una de las madres de Ituzaingó, Sofía Gatica (del grupo), “se da cuenta de que muchas mujeres usaban pañuelo (para cubrir su calvicie) y varios niños usaban barbijos”. Hizo un relevo de los casos y los llevó al Ministerio de salud, para pedir estudios de ambiente y medidas concretas. Ante la inoperancia y la desidia de las autoridades, y ante la violencia de los productores (“Nosotras (grupo de madres) trabajamos defendiendo la vida de nuestros hijos, exponiendo la nuestra frente a las máquinas (mosquito) para evitar las fumigaciones, corriendo riesgo porque ellos nos esperaban con palos y la policía de su lado”, cuentan). Mientras que los damnificados pedían la prohibición total, el juez “teniendo en cuenta la falta de estudios científicos” sobre el efecto del glifosato (el componente principal del herbicida utilizado para la siembra de soja MG), sólo prohibió la fumigación a menos de 500 mts cuando se haga con “mosquito” y a menos de 1500 mts cuando lo hagan en avioneta[4]. La presión de la multinacional y de los productores sojeros se hizo sentir a lo largo de toda la lucha.

Hace unos meses, el investigador del CONICET y docente de la UBA, Andrés Carrasco, hizo públicos los resultados de un estudio sobre los efectos del glifosato en el desarrollo embrionario[5]. El estudio es una prueba de que el efecto sobre embriones humanos (se prueba sobre embriones anfibios, por la inmoral evidencia de que no se puede testear sobre embriones humanos) lleva a la inestabilidad celular, que desemboca en cáncer o malformaciones.

La publicación del estudio, que debería haber llevado a la corte a todos los productores de soja RR, junto con Monsanto misma, sólo llevó a la denostación del investigador por parte de los grupos lobbystas y Monsanto[6] y a su posterior defensa por científicos e intelectuales[7]. Fuera de estas discusiones, nada repercutió en la política oficial, ni mucho menos en los ejes de discusión en las campañas para el congreso[8].

Hay todo un debate sobre el tema de que las ganancias del campo solventan el resto de las “ineficientes” estructuras productivas argentinas (o si deberían hacerlo). Las nociones en general giran en torno a la “productividad” y la “eficiencia” y “progreso” del sector - del lado de los que defienden el modelo sojero - y la necesidad de redistribuir las “rentas extraordinarias” - del lado de los que apoyaron la resolución 125 (resolución que ha tenido sus críticas desde los no alineados con las posturas de la mesa de enlace, pues, sostienen, sólo repercutió en mayores ganancias para las grandes cerealeras mientras estuvo en práctica) -. Más allá de la evidente toma de partido que uno encuentra en cada uno de los partícipes del debate, no he leído una sola nota que hable sobre el esquema de distribución de los ingresos del sector agropecuario. Fuera quedan la idea de que el modelo de siembra directa lleva al desempleo al 75% de los trabajadores del campo (Alberto Lapolla es un lúcido comentador del asunto, pero está fuera de los circuitos masivos de comunicación, en general). Fuera queda, también, la reflexión sobre el hecho de que cualquier tipo de renta que beneficie a una persona dejando en la miseria a otra es evidente, humanamente injusta.

Por el lado de los productores y los ingenieros agrónomos que ponen la ganancia ante la posibilidad de muerte, me gustaría que se pongan a pensar más a fondo el problema visto globalmente, suponiendo que no lo hicieron. Y suponiendo que ya lo hicieron y aún así siguieron con la idea, deben ser severamente penados. Por el lado de las multinacionales detrás del agronegocio no sería tan benévolo: lo de ellos es una manifiesta desidia por la vida y deberían ser penados tan cabal, internacional y ejemplarmente que dejen de producir OMGs.

Del lado de las políticas públicas, se debería penar a los que fueron responsables políticos de la permisión de los agronegocios a gran escala (y no sólo me refiero a Solá) y revocar inmediatamente la ley vigente. La justificación por parte de Solá (ver 2do link de la nota 2) ronda sobre el tema de la legalidad: él obró de la manera que las instituciones lo permitían. Aún admitiendo que fue inocente en esa época y no podía prever los desastres (probados, probados por más de un científico y respaldados por la comunidad científica, académica) y que las personas pueden cambiar, si él insiste en defender su decisión, si no se arrepiente por haber firmado el permiso es un necio defendiendo la legalidad ante la justicia. Dice Solá: “Con mis errores, yo soy el mismo de ayer y volvería a firmar como en 1996 la fenomenal ampliación de la economía del interior del país que se dio”. Desde la administración actual (en realidad, desde todas las que siguieron a la presidencia de Menem) no se abordó un estudio serio y global del asunto para frenar inmediatamente el uso de agrotóxicos (no sólo es la soja) en la producción agraria[9]. Vuelvo sobre el asunto: la discusión no tiene que rondar sobre retenciones o no, debe rondar sobre un esquema global que tenga como primera inquietud la vida de las habitantes y de su descendencia.

Pero creo que todo esto no va a ser posible si la sociedad toda no se moviliza. Para esto, es necesario la concientización, y la difusión (que debería venir de los medios de comunicación, si no estuviesen del lado de las corporaciones – caso Clarín - o si tuviesen una coherencia global – cosa de la que carece Página/12-).

Los medios de comunicación han planteado el “conflicto con el campo” en términos de la dicotomía entre retenciones si/no, sin jamás dar una visión de conjunto con todos los datos pertinentes para que los lectores/televidentes (en calidad de ciudadanos) puedan tomar una posición concienzuda al respecto.

Al ser este post una somera muestra de la cuestión, invito a todos a seguir leyendo y siguiendo el caso, puesto que sólo publiqué una pequeña parte de la inmensa cantidad de información que se puede encontrar al menos en Internet.



[1] Para más información sobre cómo y quienes permitieron la siembra de soja OMG ver:

http://www.rebelion.org/noticia.php?id=80722

O para más datos generales e internacionales con la búsqueda: http://www.gloobal.net/iepala/gloobal/fichas/buscador_rebelion.php?words=glifosato

También recomiendo mirar el documental “El mundo según Monsanto” de Marie Monique Robin:

http://video.google.com/videoplay?docid=-1552144261451760754

[2] http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-123932-2009-04-26.html

http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-124649-2009-05-10.html

Debo aclarar que busqué las resoluciones en la página de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentos (http://www.sagpya.mecon.gov.ar/) pero no pude encontrarlas.

[3] Sobre la lucha de las Madre de Ituzaingó:

http://www.biodiversidadla.org/content/view/full/19340

[4] sobre el punto de la distancia permitida, Solá declaró, incluso después del fallo: “el uso racional del herbicida glifosato dentro de los límites que marcan las leyes no ha generado problemas con los humanos, salvo en aquellos casos en que operando sobre campos de soja pegados a algún lugar poblado se incumplió con la normativa sobre fumigaciones que dice que tiene que haber por lo menos dos kilómetros de distancia.” Ver segundo link de nota 2.

[5] Para una lectura del artículo periodístico de difusión:

http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-123111.html

para la lectura del informe:

http://www.nacionapache.com.ar/archives/3046

[8] Con salvedad de Solá, que considera que toda la información publicada es sólo prensa en contra de su candidatura.

Para leer la última noticia que encontré con relación al asunto, la nota al científico francés que ya había pasado por la situación de Carrasco:

http://www.pagina12.com.ar/diario/elmundo/4-126983-2009-06-21.html

[9] Para una pequeña muestra de la ignorancia (o manifiesta desidia) sobre el tema, de A. Fernández en DDT, en una discusión sobre el “tema del campo”

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