Ya todos sabemos que "toda forma de poder debe ser cuestionada". Y con eso, qué hacemos?

viernes, 29 de enero de 2010

Haití (I)

Primera parte del capítulo 8 de "La conquista continúa" (1992) de Noam Chomsky.

La tragedia de Haití.

1- “La primera nación libre de hombres libres”

“Haití fue más que la segunda república que surgió en el Nuevo Mundo”, observó Ira Lowenthal, especialista en antropología, “más incluso que la primera república negra del mundo moderno. Haití fue la primera nación libre de hombres libres que surgió del interior de, y como resistencia ante, la constelación emergente del imperio de Europa Occidental”. La interacción de las dos repúblicas más antiguas del Nuevo Mundo a lo largo de 200 años ilustra una vez más la persistencia de ciertos temas básicos de las políticas, sus raíces institucionales y sus concomitantes culturales.

La República de Haití se estableció el 1 de enero de 1804, después de que un levantamiento de los esclavos tuviera como resultado la expulsión de los gobernantes franceses coloniales y de sus aliados. Los dirigentes revolucionarios descartaron el nombre francés “Saint Domingue” a favor del nombre utilizado por las gentes que recibieron a Colón en 1492, cuando éste llegó a establecer su primer asentamiento europeo en el Nuevo Mundo de Europa. Los descendientes de los habitantes originales no pudieron celebrar la liberación. Al cabo de unos 50 años, una población precolombina que se cifraba, según las fuentes, entre centenares de miles y ocho millones quedó reducida a un par de centenares de individuos; no quedaba ni uno de sus miembros, según los eruditos franceses contemporáneos, cuando Francia tomó a España el tercio occidental de la Isla Española, ahora Haití, en 1967. El jefe del levantamiento, Toussaint Louverture, tampoco pudo celebrar la victoria. Fue capturado por medio de un engaño y enviado a una cárcel de un historiador del siglo XIX. El antropólogo médico Paul Farmer comenta que los niños de escuela haitianos se saben de memoria sus últimas palabra, pronunciadas por Louverture cuando lo llevaban a prisión: “Al derrocarme, en Saint-Domingue no habéis sino talado el árbol de la libertad. Volverá a surgir de sus raíces, que son numerosas y profundas”.

El árbol de la libertad se abrió camino a través de la tierra una ve más en 1985, cuando la población se levantó contra la dictadura asesina de Duvalier. Tras muchas luchas amargas, la revolución popular culminó con la abrumadora victoria del primer presidente libremente elegido en Haití, el sacerdote populista Jean-Bertrand Aristide. Siente meses después de la ceremonia de su inauguración en febrero de 190, fue despojado del cargo por la elite militar y comercial que había gobernado a lo largo de 200 años, y no toleraba la pérdida de sus derechos tradicionales al terror y a la explotación.

“Tan pronto como el último Duvalier hubo huido de Haití”, narra el etnohistoriador puertorriqueño Jalil Sued-Badillo, “una muchedumbre airada derribó la estatua de Cristóbal Colón de Portau-Prince y la arrojó al mar”, protestando contra “el azote del colonialismo” bajo “una larga serie de déspotas”, de Colón a Duvalier, e incluyendo a los dirigentes de la actualidad, que han reinstaurado el salvajismo de los Duvalier. Se dieron escenas similares en la vecina República Dominicana, sometida a un régimen de terror impuesto por EE.UU. tras otra invasión de los marines en 1965, y víctima del Fundamentalismo del FMI a partir de principios de 1980. En febrero de 1992, el presidente Balaguer “dio ienda suelta a sus fuerzas de seguridad para que golpearan a los manifestantes, que protestaban ante los gastos exorbitantes para celebrar el quinto centenario mientras que el dominicano medio se muere de hambre”, informó el Consejo sobre Asuntos Hemisféricos. El centro de estos fastos es una cruz yacente con un coste multimillonario en dólares, de 30 metros de altura y 800 metros de largo, equipada con potentes focos, que “se alza sobre un barrio de chabolas infestadas de ratas donde unos niños desnutridos y analfabetos vadean el agua fétida que corre por las calles durante las tormentas tropicales”, según los servicios informativos. Se eliminaron los barrios de chabolas para abrir paso a amplios jardines con varios niveles, y un muro de piedra ocultará “la pobreza desesperada que pronto iluminarán sus rayos”. Los gastos tremendos “coinciden con una de las peores crisis económicas desde la década de 1930”, dijo el antiguo presidente del Banco Central. Tras diez años de ajuste estructural, los cuidados sanitarios y la educación han disminuido de forma radical, se imponen unos cortes eléctricos de hasta 24 horas de duración con el fin de racionar la energía, el desempleo supera el 25% y la pobreza reina por doquier. “Los peces grandes se comen a los chicos”, dice una anciana de barrio de chabolas vecino.

Colón describió a las gentes que encontró como “amables, pacíficas, tranquilas, decorosas”, y a su país como una tierra rica y generosa. La Isla Española era “quizás el lugar más densamente poblado del mundo”, escribió el padre Las Casa; un pueblo como una colmena, gentes que de toda la humanidad eran las más cándidas, las más desprovistas de maldad y duplicidad. Impulsados por su codicia y su ambición insaciables, sigue diciendo el padre Las Casas, los españoles cayeron sobre ellos como bestias salvajes depredadoras, matando, aterrorizando, afligiendo, torturando y destruyendo a los pueblos nativos con los métodos más extraños y variados de crueldad, nunca vistos ni oídos; hasta tal punto que la población en 1552, según los escritos del padre Las Casas, escasamente llegaba a las 200 personas, información que se basa en su propio conocimiento de las acciones que presenció. Era la crueldad normal general entre los españoles, sigue diciendo el dominico: no sólo eran crueles, sino extraordinariamente crueles, de manera que el trato duro y amargo impedía que los indios se considerasen a sí mismos como seres humanos. Al ver cómo perecían día tras día de resultas del trato cruel e inhumano que recibían de los españoles –eran aplastados por sus caballos, descuartizados por sus espadas, devorados y destrozados por sus perros, muchos de ellos enterrados en vida y sometidos a todo tipo de torturas- , decidieron abandonarse a su triste destino sin más luchas, dice el padre Las Casas, poniéndose en manos de sus enemigos para que hicieran con ellos su voluntad.

A medida que las ruedas de la propaganda siguieron girando, se corrigió la imagen para justificar retrospectivamente lo que se había hecho. Alrededor de 1776, se contaba que Colón nada había encontrado “sino un país boscoso, sin cultivar, habitado sólo por algunas tribus de salvajes desnudos y miserables” (Adam Smith). Como se ha dicho antes, la verdad no empezó a hacerse conocer hasta la década de 1960, y no produjo más que desprecio y protestas entre los fieles adeptos.

El esfuerzo español por despojar a la isla de sus riquezas por medio de la esclavitud de sus gentes amables no logró el éxito; éstos morían demasiado aprisa, si es que no los mataban las “bestias salvajes” o cometían suicidio en masa. Los esclavos africanos empezaron a llegar a partis de principios del siglo XVI, y a fluir más tarde a medida que se fue estableciendo la economía de plantaciones. “Saint Domingue era la posesión colonial más rica de las Américas”, escribe Hans Schmidt; producía en 1789 las tres cuartas partes del azúcar de todo el mundo; también era la primera entre los productores mundiales de café, algodón, índigo y ron. Los dueños de las plantaciones proporcionaron a Francia enormes riquezasgracias al trabajo de sus 450.000 esclavos, algo muy6 similar a lo que sucedía en las Indias Occidentales británicas. La población blanca, entre la cual se cifraban capataces y artesanos pobres, alcanzaba el número de 40.000. Unos 30.000 mulatos y negros libres disfrutaban de privilegios económicos, pero no de igualdad social y política, orígenes de la diferencia de clases que llevó a una rigurosa represión tras la independencia, con violencia renovada hoy en día.

Puede que los cubanos parecieran ser gentes “de dudosa blancura”, pero los rebeldes que derrocaron el régimen colonial ni tan siquiera se aproximaban a esa situación. El levantamiento de los esclavos, que alcanzó proporciones graves a finales de 1791, horrorizó a Europa, como también al puesto de avanzada europeo que acababa de declarar su propia independencia. La invasión británica se produjo en 1793; la victoria ofrecería un “monopolio sobre el azúcar, el índigo, el algodón y el café” de una isla que “durante siglos, proporcionaría a la industria una ayuda y una fuerza que producirían efectos felicísimos en todas partes del imperio”, escribió un oficial militar británico al primer ministro Pitt. Estados Unidos, que mantenía activas relaciones comerciales con la colonia francesa, envió a sus dirigentes franceses $750.000 en ayuda militar, así como algunas tropas para ayudar a sofocar el levantamiento. Francia envió un ejército enorme, que incluía tropas polacas, holandesas, alemanas y suizas. Su comandante terminó escribiendo a Napoleón que sería necesaria la práctica erradicación de la población negra en su totalidad, para poder imponer el dominio francés. Su campaña fracasó, y Haití se convirtió en el único caso en la historia en el que “un pueblo esclavizado rompe sus propias cadenas y utiliza la fuerza militar para rechazar a una poderosa potencia colonial” (Farmer).

La rebelión tuvo amplias consecuencias. Estableció el dominio británico en el Caribe e impulsó a sus antiguas colonias, haciéndolas avanzar considerablemente hacia Occidente a medida que Napoleón abandonando sus esperanzas en cuanto a un imperio en el Nuevo Mundo, vendió el territorio de Luisiana a Estados Unidos. El costo de la victoria rebelde fue enorme. Gran parte de la riqueza agrícola del país quedó destruída, junto con quizás un tercio de la población. La victoria horrorizó a los vecinos de Haití, también propietarios de esclavos, quienes respaldaron las reivindicaciones francesas de enormes compensaciones, que la elite gobernante de Haití terminó aceptando en 1825, reconociendo que constituían una condición previa de entrada en el mercado mundial. El resultado no fue sino “decenios de dominación francesa sobre las finanzas haitianas”, con un “efecto catastrófico sobre la delicada economía de la nueva nación”, comenta Farmer. Francia entonces reconoció a Haití, como también lo hizo Gran Bretaña en 1833, Simón Bolívar, cuya lucha contra el dominio español recibió la ayuda de la República de Haití con la condición de que liberara a los esclavos, se negó a establecer relaciones diplomáticas con Haití tras asumir la presidencia de la Gran Colombia, argumentando que Haití estaba “fomentando el conflicto racial” –negativa- “típica de la acogida que dio a Haití un mundo monolíticamente racista”, observa Farmer. Las elites haitianas siguieron temiendo a la conquista y la reinstauración de la esclavitud, temor que contribuyó a sus costosas y destructivas invasiones de la República Dominicana en la década de 1850.

EE.UU. fue la última gran potencia en insistir en el ostracismo de Haití, país al que sólo reconoció en 1862. En plena Guerra de Secesión norteamericana, la liberación de los esclavos por parte de Haití ya no constituía un obstáculo para el reconocimiento; por el contrario, el presidente Lincoln y otros vieron a Haití como un lugar que podría absorber a las personas de raza negra inducidas a abandonar Estados Unidos (se reconoció a Liberia aquel mismo año, y en parte por los mismos motivos). Los puertos haitianos se utilizaban para las operaciones unionistas contra los rebeldes. La función estratégica de Haití para el control del Caribe se hizo cada vez más importante en la planificación de EE.UU. en años posteriores, a medida que Haití se convirtió en el juguete de las potencias imperiales en competencia. Mientras tanto, su elite gobernante monopolizaba el comercio, mientras que los productores campesinos del interior del país permanecían aislados del mundo exterior.

miércoles, 27 de enero de 2010

Howard Zinn (1922-2010)

El miércoles 27 de enero del 2010 murió de un ataque cardíaco a los 87 años.
Profesor emérito en la Universidad de Boston, es autor de muchos libros interesantes.
Para aquellos a los que les interese, acá tienen un link a su libro más famoso:


Y una charla en la universidad de Boston, el 11 de noviembre del 2009:

"Holy Wars"

jueves, 21 de enero de 2010

Viejos rencores

Por Juan Gelman

No hay palabras para abarcar la espantosa tragedia que vive el pueblo haitiano. Algunos predicadores evangelistas estadounidenses creen que sí. El muy radiotelevisivo Pat Robertson es uno de ellos. Atribuyó la catástrofe “a algo que sucedió en Haití hace mucho tiempo, de lo que la gente tal vez no quiere hablar”: “un pacto con el diablo” (//edition.com.cnn, 13-1-10). Impertérrito, Paterson recordó que bajo la férula francesa “ya saben, Napoleón III y demás, los haitianos se reunieron y cerraron un pacto con el Diablo. Dijeron: ‘Te serviremos si nos liberas de los franceses’. Pasó de verdad. Y el Diablo dijo ‘OK, trato hecho’”. No es fácil pensar al Diablo diciendo OK y el predicador se equivocó de Napoleón. En fin, lo imaginativo no quita lo ignorante.

El pastor baptista de la parroquia Buena Park, Wiley Drake, que el año pasado aconsejó rezar por la muerte de Barack Obama, acompañó los dichos de Paterson aunque con más cautela. No sabía si Dios trajo ese terremoto o no, pero aseveró que “las desgracias del país, su extrema pobreza, la turbulencia política constante y la frecuencia de los desastres naturales podrían ser la consecuencia del pacto con Satán” (//totalbuz zofreedomblogging.com, 18-1-10). Hubo pacto, entonces. Los esclavos de Haití comenzaron su rebelión contra el dominio francés en 1791 alentados por el grito de “Libertad, Igualdad, Fraternidad” y por los vientos que llegaban del Norte con la revolución de las colonias británicas. De estas paradojas se alimenta la Historia.

Napoleón, el primero, el único, intentó aplastar un alzamiento provocado por la explotación extrema de miles de aborígenes africanos que, sometidos a un régimen brutal y obligados a servir tres años en una milicia dedicada a ejecutar a los prófugos, producían hacia el 1700 casi la mitad del café y del azúcar que consumía Occidente. Eran mano de obra esclava hasta el fin de sus días. Desde 1787 llegaban cada año más de 40.000 oriundos del Africa subsahariana y maduró la rebelión a un costo humano no calculado todavía.

El emperador fue derrotado dos veces por las tropas rebeldes comandadas por el general autodidacto Toussaint Louverture y la rebelión culminó en 1804 con la Declaración de la Independencia de Haití, la segunda en el continente americano y la primera en la Historia de esclavos que abolieron la esclavitud. Las afirmaciones de Paterson y Drake parecen un remedo tragicómico de las relaciones entre Napoleón y Thomas Jefferson, el tercer presidente de EE.UU.

La rebelión negra en Haití despertó las simpatías del American Federalist Party y de uno de sus principales arquitectos, Alexander Hamilton. Pero no todos los Padres Fundadores acompañaban ese sentimiento: Thomas Jefferson era dueño de tierras cultivadas por 180 esclavos, de las que nació su poder económico y político, y temía que cundiera el ejemplo haitiano. Apenas asumió la presidencia en 1801 fue secretamente sondeado por emisarios de Napoleón, quienes le pidieron que avituallara a las tropas francesas que navegaban hacia Santo Domingo para aplastar la rebelión negra.

Jefferson tenía el mismo deseo y abasteció a la flota del emperador y a sus hombres, aunque se mantuvo neutral porque tuvo indicios de que el plan de Napoleón no terminaba allí: pretendía establecer una prolongación del imperio francés en territorio estadounidense con centro en Nueva Orleans y colonizar la vasta región al oeste del Mississippi en su poder. Los reveses napoleónicos terminaron con el proyecto: Francia se retiró de Haití y vendió a EE.UU. Nueva Orleans y la Luisiana. Jefferson nunca reconoció un hecho que el catedrático John Chester Miller, de la Universidad de Stanford, subraya: “Con su larga y dura lucha, los negros de Santo Domingo coadyuvaron a que EE.UU. pudiera duplicar con creces su superficie” (The Wolf by the Ears: Thomas Jefferson and Slavery, University of Virginia Press, 1991).

El presidente Obama, al anunciar el envío de asistencia realmente masiva a Haití, incluidos 100 millones de dólares y 10.000 efectivos para garantizar la seguridad, señaló “una larga historia vincula a nuestros dos países”. No precisó en qué consistía: más que estar con Haití, EE.UU. estuvo en Haití, la ocupó militarmente de 1915 a 1934 agravando su miseria. También se ocupó de Haití. En el 2004, el presidente haitiano Jean-Baptiste Aristide fue derrocado por paramilitares que ingresaron a Haití desde Santo Domingo. Una docena de sus jefes habían sido entrenados durante años por las Fuerzas Especiales estadounidenses basadas en Ecuador (www.nydailynews, 24-2-04). Y luego: un alto funcionario de la embajada de EE.UU. visitó a Aristide para asegurarle que lo iban a matar, que era mejor que se fuera “para evitar un derramamiento de sangre”, al mismo tiempo que la Casa Blanca emitía una declaración culpándolo de contribuir “a la honda polarización y a la violencia imperantes” porque “no había observado los principios democráticos” (www.america.gov, 28-2-09). Al día siguiente, el mandatario depuesto abandonaba Port-au-Prince escoltado por militares norteamericanos. Parece que Aristide, ex sacerdote católico, no había pactado con el Diablo.


Fuente.

martes, 19 de enero de 2010

Entrevista a Graciela Gómez, abogada y escribana especializada en Derecho Ambiental

“Donde antes había diversidad, ahora hay solamente soja y veneno”


1 ¿Cómo y por qué empieza su lucha contra el uso del glifosato?

–Viajar a Rosario para cursar en la universidad me acercó al tema y a mis raíces. La impotencia de ver cómo le mienten a la gente me llevó a denunciar el engaño de la siembra directa, los transgénicos y los cócteles de plaguicidas que se usan. Esa impunidad de fumigar a cualquier hora y pasearse en las máquinas fumigadoras por el medio de las zonas urbanas es un atropello a la vida.

2 ¿Qué le diría a quien desconoce sus efectos?

–Que tengan precaución. Que no confíen en el marbete ni la creencia de que es inocuo. El Round Up en todas sus formulaciones y aun el glifosato puro causan muerte celular y como otros plaguicidas altera el sistema hormonal. Aunque lo nieguen, se probaron efectos adversos en todas las categorías estándar de toxicología. No existen límites de exposición sin efectos por su ubicuidad.

3 ¿Cómo es su labor con los abogados ambientalistas?

–Intercambiamos información y compartimos jornadas, pero no pertenezco a ninguna asociación. Algunos concuerdan, otros no, con el amparo presentado por la Aadeaa. Creo que es una oportunidad para que la justicia demuestre que el principio de precaución prevalece sobre los intereses económicos. El derecho a la salud no es sólo tener acceso a la atención sanitaria sino además evitar que la salud sea dañada. Es una obligación del Estado plasmada en la Constitución Nacional.

4 ¿Este trabajo le reportó enemig@s?

–Mis escritos molestan, especialmente en mi provincia, en Santa Fe. Es mejor hostigar, desacreditar y censurar que reconocer que no tienen idea dónde están parados, políticos, contaminadores y técnicos del disparate. Dejarlos en evidencia es desnudar su inoperancia, por eso mis denuncias los sacan de quicio.

5 ¿Qué hace falta para que se tome conciencia?

–Gente idónea para educar en todos los niveles, educar para la vida, para “calidad de vida”. La Constitución Nacional y la Ley Nacional del Ambiente 25.675 son remedio suficiente para las denuncias, pero muchos jueces no demuestran el principio “iura novit curia” (el juez sabe el derecho). Olvidan que el ambiente también es de ellos, de sus hijos y de los hijos de sus hijos.

6 ¿Está de acuerdo con la afirmación de que el campo es “machista y patriarcal”?

–La conducta machista hoy está mal vista, la estructura patriarcal persiste, en todos los ámbitos. La búsqueda de una sociedad más igualitaria es solo un paso. Acá se confunde campo con soja y El grito de Alcorta con la derecha golpista. El Gobierno con su doble mensaje da y quita pero aún no corta con el modelo, un modelo que colapsó frente a los agricultores, al consumidor y al ambiente. Algo previsto hace años por intelectuales de la talla de Miguel Altieri y Walter Pengue.

7 Se suele plantear el dilema progreso-producción/ medio ambiente. ¿Se puede producir sin hacer daño?

–Se puede. La agroecología es una alternativa, sin fertilizantes ni agrotóxicos. Los resultados superan ampliamente al 10 por ciento que reporta la producción actual. Introducirla en las universidades elevaría el porcentaje, pero se educa para el agronegocio. El modelo productivo actual es insostenible. La ciencia está en crisis, el descrédito en el que han caído muchos científicos por estar al servicio de las corporaciones es que han olvidado su esencia. Una telaraña que encierra universidades con becas y donaciones, medios amordazados, justicia ciega y un abismo entre la realidad del gobernante y el gobernado, el equipo perfecto funcional a las multinacionales.

8 ¿Qué ve cuando se encuentra con mujeres, hombres, niñ@s expuestos al glifosato?

–Primero incredulidad, luego asombro y al final miedo. Habría miles de denuncias si la gente no tuviera miedo a perder el trabajo, los amigos o a ser señalado. Hay personas que asocian su enfermedad con las fumigaciones, pero se resignan a seguir respirando veneno porque no tienen adónde ir. Los técnicos les niegan la toxicidad de lo que se está aplicando y algunos médicos no firman los certificados ni realizan los análisis necesarios. Las patologías respiratorias, cáncer y la discapacidad en aumento son alarmantes.

9 Si mañana pudiese asumir algún puesto político, ¿qué medida tomaría de modo inmediato?

–No está en mis planes la política. No hay estado de derecho sin derecho a la información, es imperioso que la Comisión Investigadora sobre la utilización de Agroquímicos explique qué hizo a un año de su creación. Poder consultar los listados de las sustancias permitidas en el país, con un click, buscar glifosato en la web del Senasa es decepcionante. Consultar qué laboratorios intervienen en la aprobación, cuyo método por analogía entre sustancias abren la puerta para que nos usen de cobayos. Revisión de las resoluciones 167/1996 de autorización de la soja transgénica resistente al glifosato, y la 412/2002, que evalúa la inocuidad de los alimentos derivados de OGM. Esta última exige estudios traducidos al idioma castellano que la primera pasa por alto, y se basa en el principio de equivalencia sustancial considerado insuficiente desde 1998. En el 2000 se recomienda su revisión y en el 2001 es dejado de lado por la Unión Europea que lo plasma en un reglamento formal en 2003. El Grupo de Acción Intergubernamental Especial sobre Alimentos Obtenidos por Medios Biotecnológicos, creado por el Codex Alimentario, consultado para su redacción, fue revocado en el 2008. La biotecnología avanza, la legislación no. ¿No es conveniente o es la seguridad jurídica que exigen? Los consumidores tenemos derecho a una información cierta, clara y detallada.

10 ¿Qué recuerda de Romang, su localidad, antes de que llegaran el glifosato y la siembra directa?

–Los campos de algodón, la gente saliendo de madrugada con su maleta de cosechar. La desmotadora y la fábrica de harina de maíz funcionando en todo su esplendor, hoy cerradas. Los campos azules de lino, huertas por todos lados con sandías y zapallos enormes. Trigales, maíz y girasol. Molinos de viento con bebederos rodeados de vacunos. Diversidad, que se fue convirtiendo en monocultivo.

* Graciela Gómez es abogada y escribana especializada en Derecho Ambiental. Desde que comenzó sus denuncias contra los pools de siembra que contaminan el ambiente y a los vecinos de localidades rurales del norte de Santa Fe, fue amenazada en reiteradas oportunidades, además de sufrir el hackeo de su sitio web y otros espacios de noticias que difunden sus investigaciones.

Fuente

sábado, 16 de enero de 2010

Éste es el Poder

Por Paolo Barnard

Traducido por Riccardo Micco y revisado por Caty R.

“Una colosal y ‘omnicomprensiva’ máquina dirige el sistema desde lejos. Muy a menudo borra decisiones democráticas, vacía la soberanía de los Estados y se sobrepone a los gobiernos elegidos” (Presidente Lula Da Silva en la Cumbre Mundial sobre el Hambre, 2004).


Aquí están los nombres del Poder, quiénes son, dónde están, qué hacen. Así los podréis reconocer y saber quién decide realmente en la actualidad cómo vivimos. Os podréis quitar ese aire de despiste que tenéis cuando alguien os pregunta: “Pero, ¿quién es exactamente el sistema?” y respondéis sin demasiada convicción: “las multinacionales, el imperio, los políticos…”. Después de haber contado cuándo y dónde nació el Poder (en ‘Así fue como morimos’) es hora de hablar de la actualidad. Pero antes hay que hacer una breve premisa.

Generaciones de ciudadanos se han criado con la convicción absoluta de que el poder estaba en los coches negros que salen de los ministerios y en los parlamentos nacionales. Desgraciadamente este hábito mental es tan profundo que hablar de algo distinto se ve con incredulidad y burla. Pero es cierto: lo que todo el mundo cree que es el Poder no es más que un puñado de títeres a los que el auténtico Poder deja que jueguen en un pequeño patio suministrándoles un poco de dinero, pero que tienen que cumplir las órdenes que les imparten. Dichas órdenes son las verdaderas decisiones importantes que dictan cómo tenemos que vivir todos. En resumen, la cuestión es la siguiente: luchar contra los equipos de segunda (los políticos que están en el parlamento, sus corrupciones y escándalos) es útil, nadie puede negarlo, pero no cambia los problemas capitales de nuestra vida (trabajo, salud pública, economía...), porque los orígenes de estos problemas no están en los parlamentos. O entendemos esto, o nos quedaremos bloqueados.

Está en el aire

En primer lugar hay que comprender que actualmente el Poder es sobre todo una idea económica. El Poder está en el aire, tenéis que imaginar que existe algo metafísico, esa idea, que nos envuelve y que dice: “Pocos elegidos deberán recibir el poder otorgado por muchos. Esos muchos estarán en los márgenes esperando confiados en que recibirán el bien desde arriba. Que los gobiernos se aparten y dejen que eso ocurra”.

Alguien la habrá reconocido: es la vieja teoría del Trickle Down Economics de Ronald Reagan y Margaret Thatcher, o sea el neoliberalismo, la escuela de Chicago, el mercado libre. Esta idea económica gobierna todos los actos del Poder, y consecuentemente nuestras vidas, y está presente en cada actuación de los gobiernos, administraciones y empresas. Esta idea condiciona tu vida, está en los lugares donde vives, en tu trabajo y no es algo lejano. Su fuerza nos envuelve desde hace 35 años, exactamente como el aire que respiramos. A ver si me entendéis: la respiran sin parar los hombres y mujeres de Poder, desde que empiezan el colegio hasta la muerte, porque la encuentran en cualquier lugar que frecuentan, en los parlamentos, en los consejos de administración, en los bancos, en los debates y foros a los que acuden, donde se conocen y colaboran. Están subyugados por él, hipnotizados. En torno a esa ideología se han creado órganos muy poderosos cuya tarea es que la idea se vuelva realidad, nada más. Esos hombres y mujeres son la parte física del Poder.

El Club

El primer órgano del Poder es el Club, o sea, la agrupación de los poderosos en lugares exclusivos. ¿Quiénes son? Financieros, industriales, ministros, abogados, intelectuales, militares y políticos elegidos cuidadosamente. El Club nunca está en los lugares donde pensamos que está, en los parlamentos, las fiscalías, los ministerios o los negocios. Está formado por personas procedentes de esos lugares que sin embargo se reúnen siempre lejos de ellos y en privado. Esto quiere decir que cuando esas personas se sientan en las instituciones democráticas sólo ejecutan las decisiones que han tomado en el Club. El Club tiene nombres distintos dependiendo de donde se reúna. Toma el nombre de Comisión Trilateral si los miembros se reúnen en Washington, Tokio, Paris o Ginebra. La Trilateral nació en 1973 como un grupo de poderosos estadounidenses, europeos y japoneses; en dos años diseñó las reglas para la muerte de la izquierda y de la democracia participativa y dictó el predominio de la élite sobre las masas de ciudadanos a las que hay que reducir a consumidores apáticos. Tiene 390 miembros, entre los más conocidos están (y estaban) Henry Kissinger, Jimmy Carter, David Rockefeller, Zbigniev Brzezinski, Giovanni Agnelli, Arrigo Levi, Edmond de Rothschild, George Bush padre, Dick Cheney, Bill Clinton, Alan Greenspan, Peter Sutherland, Takeshi Watanabe, Ferdinando Salleo; académicos (Harvard, Corea University, Seúl, Universidad Nova de Lisboa, Bocconi, Princeton…); banqueros (Goldman Sachs, Banque Industrielle et Mobilière Privée, Japan, Development Bank, Mediocredito Centrale, Bank of Tokyo-Mitsubishi, Chase Manhattan Bank, Barclays…); embajadores, petroleros (Royal Dutch Shell, Exxon…), ministros, industriales (Solvay, Mitsubishi Corporation, Coca Cola, Texas Instruments, Hewlett-Packard, Caterpillar, Fiat, Dunlop…); fundaciones (Bill & Melinda Gates Foundation, The Brookings Institution, Carnegie Endowment…). Esta gente decide cada año sobre temas como “el sistema monetario”, “el gobierno global”, “cómo gobernar el comercio internacional”, “enfrentarse a Irán”, “energía, seguridad y cambio climático”, “fortalecimiento de las instituciones globales”. O sea, todo. Y basta con leer sus informes (públicos) para comprender que sus decisiones se hacen realidad en las políticas de cada país.

Cuando el Club necesita más intimidad se cita en lugares menos visibles que las grandes capitales y toma el nombre de Grupo Bilderberg, aunque éste sólo es el nombre que le dieron los medios de comunicación por el hotel holandés donde se reunieron por primera vez en 1954. Esta organización está compuesta por las mismas personas de arriba más otras que rotan, con una diferencia: a este grupo acceden políticos y monarcas actualmente en el poder, mientras que en la Trilateral son casi siempre ex políticos y ex monarcas. Desde luego hablamos siempre de la misma raíz, dado que la Trilateral nació de una costilla del Bilderberg. El Bilderberg es mucho más secreto que la Trilateral porque en sus orígenes trataba temas militares. De hecho, por este grupo pasan muchos generales de la OTAN. Esto le ha dado la peculiaridad de que en su interior los poderosos pueden, digamos, despojarse de sus disfraces y sentirse libres, expresar sin miedo lo que piensan o quisieran sin obligaciones. Aquí está el peligro de este grupo, porque los deseos más inconfesables del Poder no encuentran ningún freno institucional y de aquí viene la tradición de mantener en torno al Bilderberg un secretismo absoluto. No existen listas oficiales, aunque una lista de miembros (siempre desmentida) se puede encontrar en Wikipedia. Algo que no se puede desmentir es una relevante declaración del vizconde Etienne Davignon, presidente del grupo Bilderberg en 2005, que en una entrevista en la BBC dijo: “En los debates anuales sistemáticamente tenemos en nuestra mesa a los internacionalistas, o sea los que apoyan la OMC (Organización Mundial del Comercio), la cooperación transatlántica y la integración europea”. Mejor dicho: los teóricos del mercado libre con poder supranacional y los padres del Tratado de Lisboa, que es el golpe de Estado europeo que nos convertirá en ciudadanos gobernados por burócratas. Otra vez decisiones inapelables sobre el mercado del trabajo, pensiones, servicios sociales, impuestos… tomadas en Bruselas y en el BCE después de que se tomaran en el Bilderberg.

Para que tengáis una idea de cómo estos clubes y otros órganos son en realidad un único bloque que comparte los mismos personajes, tenemos el ejemplo de Peter Sutherland, un don nadie a nuestros ojos. Esta persona ha dirigido la petrolera British Petroleum, el banco Goldman Sachs, la universidad The London School of Economics (una de las canteras de ministros de Economía del mundo). También fue Alto Representante de la ONU para Inmigración y Desarrollo, Director de la OMC, miembro de la Comisión Europea (el gobierno de Europa) y ministro de Justicia de Irlanda. Por supuesto le encontramos en la Comisión Trilateral y en el grupo Bilderberg.

La Organización Mundial del Comercio

Se llama World Trade Organization en inglés, nació en 1994 y es más poderosa que cualquier Estado o parlamento. Agrupa a 153 países en una única sede en Ginebra, donde se deciden las reglas del comercio internacional. Hablamos, prácticamente, de toda la economía mundial, de la producción, de nuestros puestos de trabajo, de lo que compramos, lo que comemos, los fármacos que tomamos, lo que nos interesa directamente. Todas esas decisiones se toman allí, y lo mismo que las reglas que impone el Tratado de Lisboa, los convenios de la OMC son supranacionales, es decir, más poderosos que las reglas y leyes de cada Estado. Es imprescindible que dichas reglas tan fuertes se tomen de la manera más democrática posible. En la OMC, igual que en la Unión Europea, no lo son. Su organización está a favor de los países más ricos porque los países más pobres no tienen recursos económicos y humanos suficientes para controlar el inmenso trabajo de diseño de los convenios (27.000 páginas de legislación internacional muy complicada, 2.000 reuniones anuales) y de hecho no tienen voz sobre el proceso de legislación.

El timonel de todos los convenios es el denominado grupo QUAD, formado por EEUU, Japón, Canadá y Europa. Pero el conjunto de Europa está representado por la Comisión Europea que ningún ciudadano europeo ha elegido, y para ser más precisos, la realidad es que quien decide por 350 millones de personas es un puñado aún más pequeño de burócratas: el misterioso comité 133 de la Comisión: apuesto a que nadie que esté leyendo estas líneas conoce a sus miembros. En el Parlamento italiano se firman estos convenios sin ni siquiera leerlos.

Si un país se opone a las reglas de la OMC puede ser juzgado por un tribunal interno (Dispute Settlement Body) que posee poderes enormes. Aquí también sería imprescindible un control democrático de este tribunal, que está formado por ¡tres! personas elegidas con criterio oculto y cuyas decisiones son inapelables. Un fallo de este tribunal puede subvertir leyes a expensas de millones de ciudadanos, también en los países ricos: hace pocos años Europa fue condenada a indemnizar a EEUU con millones de euros por el rechazo a importar carne inflada de hormonas. Ni siquiera EEUU tiene poder sobre la OMC. Obama, después de la caída de los mercados financieros y bajo presiones de su ciudadanía, había decidido nuevos controles más restrictivos sobre los bancos y sus especulaciones. Una regla de la OMC lo ha parado: el “Convenio sobre Servicios Financieros” prohíbe al gobierno de EEUU controlar a los grandes bancos. Y, ¿sabéis quién, hace pocos años, llevó a debate este convenio? Timothy Geithner, el actual ministro de Economía de EEUU, que es también uno de los miembros del grupo Bilderberg.

Lo que sigue es un ejemplo del poder de la OMC:

Tiene el poder de sobreponerse a las políticas de salud pública de todos los países (Convenio Sanitario)

Priva a los ciudadanos del derecho a conocer en qué condiciones se producen los bienes comprados y obstaculiza la comprensión de las etiquetas en los productos, con consecuencias para los derechos de los trabajadores y el medio ambiente. (Convenio de Barreras Técnicas del Comercio)

Impone a los países los mismos niveles de competición para las empresas multinacionales y las empresas locales, perjudicando a estas últimas y en consecuencia la creación de riqueza y empleo en los países pobres. Estas políticas de favorecer el desarrollo de los países se considera una discriminación del mercado libre. (Convenio de Contratos Nacionales y otros…)

Las patentes de la mayoría de los fármacos, de vegetales usados para la producción de fármacos y de semillas agrícolas están en manos de pocas multinacionales que se permiten patentar formas de vida, y todo para 20 años. Todo esto está en la base de la falta de medicamentos en los países pobres. (Convenio TRIPS).

Promueve la privatización de todos los servicios públicos y sociales, salud, educación, agua, sin garantizar el derecho al acceso a estos servicios básicos a quienes no puedan pagarlos. (Convenio GATS, en fase de aprobación).

Os recuerdo que todos estos convenios están por encima de las leyes nacionales de cualquier país, desechando así las decisiones de los políticos locales en temas importantes.

Las ‘sugerencias’

¿Quién está detrás de los políticos que decretan las leyes económicas, hasta la ley de presupuestos? Los apuntadores. ¿Quiénes son? Los lobbies, a cuyos miembros reciben los políticos en privado y que ‘sugieren’ el contenido de las leyes, e incluso los programas de las campañas electorales. Las lobbies no son una invención fantástica. Son sociedades con nombres y apellidos, despachos, presupuestos enormes y que tienen como miembros a los mejores representantes del Poder.

En primera línea están los lobbies internacionales, luego los europeos y los nacionales. Hablando de los italianos, éstos no llegan nunca al poder de los lobbies en EEUU y Europa, pero se calcula que cuentan con más de mil personas y que el dinero gastado ascienda a más de 30 millones de euros anuales. Los gastos mayores son para los partidos más fuertes, pero sorprende que un pequeño partido de centro derecha como la UDC haya cobrado 2.200.000 euros en 2008, casi todos procedentes de la constructora Caltagirone. Os pido que reflexionéis sobre qué libertad puede tener el secretario de UDC a la hora de perfilar las leyes en los campos de la construcción y el urbanismo. Tampoco es un secreto que el controvertido puente del estrecho de Messina no es una idea de Berlusconi, sino del constructor Marcellino Gavio, primero en la lista de las empresas adjudicatarias de su construcción y también el primer patrocinador del partido de Berlusconi, con 650.000 euros anuales.

¿Qué se puede decir de los lobbies estadounidenses? En EEUU, desde hace mucho tiempo, los límites entre éstos y el poder político son muy difusos, realmente no se ve dónde terminan los primeros y dónde empieza el segundo. Habría mucho que contar, una historia muy larga que se puede resumir en algunos apuntes:

1. El lobby del petróleo y la administración de George W. Bush: dos guerras ilegales y sangrientas, 2 millones de muertos, crímenes de guerra, la comunidad internacional en peligro, el precio del petróleo por las nubes y las ganancias de las petroleras también. ¿Quién lo decidió? Los miembros de las multinacionales del petróleo, energía y armas: Dick Cheney, James Baker III, Kenneth Lay, Frank Carlucci, Robert Zoellick, Thomas White, George Schultz, Jack Sheehan, Don Evans, Paul O’Neil; todos al servicio de Shell, Mobil, Union Carbide, Huntsman, Amoco, Exxon, Alcoa, Conoco, Carlyle Group, Halliburton, Kellog Brown & Root, Bechtel y Enron. George W. Bush es el político más “untado” en la historia de EEUU: sólo de los lobbies citados recibió 1.700.000 dólares.

2. El lobby financiero y Barak Obama: en 2008 cayeron los bancos de EEUU después de defraudar a millones de ciudadanos y muchos bancos por todo el mundo, 7 millones de estadounidenses en el paro, la economía mundial al carajo. Obama decidió una hemorragia de dinero público para salvar a los bancos y reactivar la economía (5 billones de dólares y hasta 11 millones previstos) sin que ni uno de esos banqueros delincuentes acabase en una celda. Al contrario: el gobierno de EEUU ha convocado, para solucionar los desastres de la crisis, a los mismos que la crearon. En lugar de dejarlos quebrar y emplear el dinero público para ayudar a las familias pobres, Obama y su secretario del Tesoro, Timothy Geithner, les han dado dinero para que compren las deudas de los bancos. Funciona así: esos delincuentes recibieron por parte del gobierno el 85% del dinero necesario para comprar esas deudas. Si las cosas van bien, o sea si volvieran a tener beneficios, las ganancias serán todas de ellos, si van mal, las perdidas serán mínimas porqué no tendrán que devolver ese 85% al país (non-recurse loans). Es el “socialismo al limón”: las pérdidas son de los contribuyentes y las ganancias de los inversores privados. No basta con eso: el presidente propuso, en el verano de 2009, una reglamentación de los mercados financieros que el Washington Post ha ridiculizado como “Sin ningún análisis de las causas de la crisis y sin ningún control sobre los hedge funds, los equity funds y las inversiones estructuradas”. Pregunta: ¿Cuánto dinero recibió Obama durante la campaña electoral de los lobbies financieros? Respuesta: 38 millones de dólares. Entonces, ¿quién manda? Luego están los 45 millones de estadounidenses sin seguro médico. Obama propone una falsa reforma de la salud pública para asegurar a los excluidos, de hecho esta reforma no tiene nada de pública y es un gran regalo a las aseguradoras. Pregunta: ¿Cuánto recibió Obama durante la campaña electoral del lobby de los seguros? Respuesta: 20 millones de dólares. Entonces, ¿quién manda?

Washington está invadida todos los días por entre 16.000 y 40.000 grupos de presión cuya percepción del poder es tan cristalina que uno de ellos, Robert L. Livingston, hizo famosa la frase: “Hay negocios sin límites para nosotros allí” pronunciada mirando el Congreso.

Uno de los poderes más importantes en EEUU, son los lobbies judíos. Aquí hay un debate entre quienes piensas que ellos gestionan realmente la política exterior de EEUU y los que lo niegan. Yo creo más en la primera opción, pero el sentido no cambia, de hecho nos encontramos con que condicionan mucho al gobierno más poderoso del mundo. Algunos ejemplos: en la primavera de 2002, justo mientras el ejército israelí invadía una vez más los Territorios Ocupados con las masacres de siempre, un grupo de estadounidenses que apoyaba a Israel organizó un debate en Washington y como representante de la administración de George W. Bush se envió al viceprimer ministro de Defensa Paul Wolfowitz, notable conservador ultraderechista y abiertamente a favor de la nación hebrea. El desaparecido Edward Said, catedrático de Inglés y Literatura Comparada de la Universidad de Columbia de Nueva York, y uno de los intelectuales estadounidenses más respetados del siglo XX, contó una anécdota de aquella reunión: “Wolfowitz hizo lo mismo que todos, alabó a Israel y le ofreció apoyo incondicional, pero inesperadamente citó algo sobre el “sufrimiento de los palestinos” y por esas pocas palabras se alzaron protestas tan feroces y por un tiempo tan largo que no pudo terminar y tuvo que abandonar la sala”. Estamos hablando de uno de los políticos más poderosos de la época, de quien muchos decían que estaba detrás de todas las actuaciones del Presidente de EEUU, pero bastaron tres palabras equivocadas para ser humillado públicamente por personas que, obviamente, se consideraban más poderosas que él. Los lobbies judíos tienen muchos nombres: AIPAC (American Israel Public Affairs Committee), ZOA (Zionist Organization of America), AFSI (Americans for a Safe Israel), CPMAJO (Conference of Presidents of Major American Jewish Organisations), INEP (Institute for Near East Policy), JDL (Jewish Defense League), B’nai Brith, ADL (Anti Defamation League), AJC (American Jewish Committee), Haddasah. Un frente que según el citado Edward Said “puede destruir una carrera política con sólo firmar un cheque”. En 1992 George Bush padre tuvo la osadía, a pocos meses de la campaña electoral, de amenazar a Tel Aviv con el bloqueo de 10 millones de dólares de ayuda si no paraba la construcción de nuevas colonias judías en los Territorios Ocupados. Mal hecho: las lobbies dieron la espalda a Bush y financiaron a Bill Clinton y los electores judíos, que ya en su mayoría votaban al Partido Demócrata, se desvanecieron y finalmente Bush perdió el 23% de los votos judíos.

Europa. La Comisión Europea en Bruselas es el verdadero centro de decisión del continente. En Bruselas recorren las calles de 15.000 a 20.000 grupos de presión que gastan un billón de euros anuales para hacer ‘sugerencias’ a los que hacen las leyes. Éstos son los nombres de los grupos principales: International Chamber of Commerce (ICC), Investment Network (IN), European Roundtable of Industrialists (ERT), Liberalization of Trade in Servicies (LOTIS), European Banking Federation, International Capital Market Association. El Investment Network se reunía directamente en el edificio de la Comisión Europea y el TABD recopilaba su lista de deseos, la entregaba a la Comisión y pretendía un informe escrito sobre los deseos que se habían cumplido. Las empresas representadas son miles: Fiat, Pirelli, Barilla, Canon, Kodak, Johnson & Johnson, Motorola, Ericsson e Nokia, Time Warner, Rank Xerox e Microsoft, Boeing, Dow Chemicals, Danone, Candy, Shell, Microsoft, Hewlett Packard, IBM, Carlsberg, Glaxo, Bayer, Hoffman La Roche, Pfizer, Merck, y bancos, aseguradoras, inversores… paramos aquí.

El riesgo es perder de vista el centro de la cuestión: el asedio al que los lobbies someten a los políticos. Es un verdadero delito contra la democracia. Hoy en día han derribado el principio de un país civilizado según el cual los representantes elegidos por el pueblo tienen que cumplir los intereses de quien los eligió y proteger a las minorías.

Think Tanks

Tanques de ideas, en su traducción, y son exactamente eso, fundaciones donde se encuentran los mejores cerebros para elaborar ideas. Su poder está en el asunto que abre este mismo artículo, o sea, las ideas de dominar la Historia y la política, y sobre todo la idea económica. Lewis Powell lo comprendió muy bien en 1971 cuando se dio paso al rescate de las élites en contra de la democracia participativa (ver ‘Así fue como morimos’). Powel escribió: “Hay una guerra ideológica contra el sistema de la empresa y los valores de Occidente”. La palabra “ideológica” es la clave de lectura y quiere decir que si las derechas económicas querían reconquistar el mundo y subyugar la política, tenían que armarse de ideas que lograsen socavar cualquier otro sistema de vida. Y de ahí nacieron los primeros Think Tanks como Heritage Foundation, Manhattan Institute, Cato Institute, o Accuracy in Academics. Su estrategia era sencilla: recolectar muchos fondos de gente muy adinerada, convocar a las mentes más brillantes de las universidades, adoctrinarlas y reenviarlas a la sociedad para envolverla con sus ideas. Para que tengáis una idea del impacto que han tenido estas fundaciones, cito algunos hechos. Sólo en el campo del libre mercado, la idea económica del Poder, hay 336 fundaciones por todo el mundo, hasta en África, India y China. Algunas tienen un nombre por el cual se entiende muy bien su programa: Minimal Government, The Boss, Philanthropy Roundtable. Una de las más famosas y agresivas es el Adam Smith Institute de Londres, que tiene el siguiente lema: “Ayer nuestras ideas estaban consideradas a un paso de la locura, hoy están a un paso de los parlamentos”. Esto demuestra que la política es el títere o, mejor dicho, la mano ejecutiva del Poder. Los más listos de vosotros seguramente habréis observado que a menudo encontramos a los ministros de Economía, los jefes de los bancos centrales y a veces a los propios jefes de Estado en cenas y debates de estas fundaciones (en Italia el gobernador del Banco de Italia, Draghi y el ex primer ministro Prodi). Parecen cenas y debates aburridos, en realidad banqueros y dirigentes allí dan cuenta de sus actos al Poder. En 1982, el Adam Smith Institute publicó el Omega Project, un informe que tenía como objetivo “proporcionar patrones detallados para cada gobierno basados en los principios del mercado libre, impuestos mínimos, reglas mínimas para los negocios y las empresas y gobiernos más marginales”. Todo esto está a un paso de los parlamentos en casi todo el mundo.

El Tribunal de los Inversores y Especuladores Internacionales

Era el 16 de septiembre de 1992, miércoles. Aquel día una sola persona decidió hundir a Gran Bretaña. Repito: no a Burkina Faso, sino a Gran Bretaña. Y lo hizo. George Soros, un especulador internacional, vendió en un momento unos 10 billones de libras, colapsando así la divisa inglesa que fue expulsada del entonces Sistema Monetario Europeo. Soros se benefició de 1 billón de dólares a expensas de millones de ingleses que lloraron durante meses.

En agosto de 1998, en el caluroso verano de Nueva York, otra persona hizo caer los mercados. John Meriwether, un inversor y especulador internacional, había jugado sucio durante años vendiendo a muchos bancos 4,6 billones de dólares de inversiones de alto riesgo. Su sociedad, Long-Term Capital Management, era conocida en Wall Street porque los miembros se presentaban como “Los patrones del Universo”. Meriwether perdió todo en un día y la Reserva Federal tuvo que acudir al rescate con el dinero de los contribuyentes.

El año pasado, en un despacho londinense de la aseguradora AIG, otra persona, otro inversor internacional, Joseph Cassano, llamó a la Casa Blanca y comunicó que estaba por mandar al carajo la economía de EEUU. Y lo hizo. Esta vez el fraude era de 500 billones de dólares, los bancos de todo el mundo estaban implicados. Pánico mundial, fin del crédito a familias y empresas y comienzo de la crisis económica más fuerte desde el año 1929. En definitiva, lagrimas amargas para las familias de Toronto como para las de Nápoles, en Cincinnati como en Lyon, en Sofía como en Madrid. Por no hablar de los países pobres…

Tres historias terribles y auténticas que demuestran el poder de los inversores y especuladores internacionales de los cuales casi nunca se habla. En la actualidad existe un puñado de individuos capaces de mover cantidades de dinero tan grandes como para colapsar en pocas horas la economía de un país del primer mundo, o sea de millones de trabajadores con sus familias y de empresas que cierran. Sus decisiones son inapelables. Hay que figurarse (si es posible hacerlo hablando de números tan enormes) que en las bolsas del mundo se mueven unos 525.000 billones de dólares sólo en productos financieros de alto riesgo. 525.000 billones… El PIB de EEUU es de 14.000 billones de dólares. ¿Entendéis? Países en la periferia del capitalismo como Italia y España dependen mucho de los inversores internacionales, que aportan hasta 40 billones de euros anuales, unos cuatro presupuestos del Estado. Pensad lo que podría ocurrir si desaparecieran de nuestra economía. En 2008 en Italia las inversiones extranjeras bajaron al 57% dando como resultado la pérdida de muchos miles de puestos de trabajo en 2009. El Estado se ha visto despojado de una cifra equivalente a un presupuesto completo. Esta tiranía del Poder tiene el nombre de Capital Flight y es interesante el candor que se usa en la Web Investors.com para describir esta práctica: “Capital Flight es el movimiento de dinero en busca de mayor beneficio… un flujo enorme de capitales que sale de un país, a veces tan enorme que influye en todo el sistema financiero de una nación…”. Lástima que por el medio haya millones de seres humanos. Otro ejemplo es Francia, otro Estado poderoso castigado con una fuga de 125 billones de dólares por una ley de reglamentación de mercados poco agradecida al business.

Conclusión

Los órganos del Poder no se limitan a éstos: están el World Economic Forum, el Codex Alimentarius, el FMI, los Bancos Centrales, las multinacionales farmacéuticas. Pero los citados arriba son los principales. Quiero dedicar algunas líneas a las mafias regionales, consideradas parte del Poder (y no puedo entrar aquí en el problema italiano). La lucha contra ellas es por supuesto una prioridad por la violencia que practican, pero el poder que tienen sobre la sociedad es poco comparado con lo descrito arriba. Sirva de ejemplo un servicio de la BBC. En la transmisión “Panorama” en 1994 un infiltrado en el crimen organizado se mostró dispuesto a guiar al periodista por el corazón de “la mafia más poderosa del mundo” en Londres. El coche en el que viajaban paró en la City de Londres, uno de los centros financieros del mundo. Señalando los rascacielos que albergan los negocios, el infiltrado simplemente dijo: “Están todos allí”. Se estima que el presupuesto de las mafias italianas es de alrededor de 80 billones de dólares, una tercera parte del presupuesto de una multinacional del fármaco como Pfizer.

Por fin, espero que entendáis que si tenemos consideración para la democracia y la justicia social, tenemos que organizarnos para desvelar el verdadero Poder y desmontar la inmensa maquinaria que ha montado. Tenemos que comprender que para destruir un monstruo de semejante tamaño la única esperanza es oponerse a él con una organización internacional de activistas y comunicadores excepcionalmente unida, compacta, financiada, disciplinada y concienciada en todos los territorios y lugares, trabajando día y noche durante años. No hay otra esperanza.

Referencias:

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Inside the secretive Bilderberg Group, BBC News, 29 de septiembre 2005,

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The Washington Post, New Money Flee France and its Wealth Tax, 16 de julio 2006.

Fuente

viernes, 15 de enero de 2010

Así fue como morimos

Por Paolo Barnard

Traducción de Riccardo Micco


El juicio comenzó el 23 de agosto de 1971 en las aulas de la Cámara de Comercio de EEUU y llegó a sentencia el 31 de mayo de 1975 en la asamblea plenaria de la Comisión Trilateral en Kyoto. En cuatro años de debate los amos de nuestras vidas decidieron que el imputado tenía que morir. El imputado se llamaba Derechos, o sea Democracia Participativa de los ciudadanos, o sea paz, tolerancia, bien común, libre amor y libre pensamiento, un Mundo Mejor por cada hombre y mujer de este planeta, el mundo que queríamos y que hoy no tenemos. En los años setenta ese mundo parecía a punto de realizarse, empujado por el extraordinario viento de progresismo que había soplado en el mundo occidental en la década de los sesenta. La sentencia decretó que el imputado era culpable, y sentenció la ejecución capital. Lo que hoy aparece como el Poder – lo gobiernos de cada país, las mafias, el monstruo mediático comercial, la corrupción política, el imperio del consumismo - no lo es. Solo son las manifestaciones de esa sentencia. El Poder son los que la decidieron y la escribieron, esa es la origen de todo.

Los más jóvenes dudarán de estas palabras, pero realmente hasta la época del proceso de que estoy hablando existía algo llamado Esperanza. Era hija de dos siglos de luchas de hombres y mujeres comunes, una epopeya de sacrificios en defensa de ideas deslumbrantes, conducida desde el fin del siglo XVIII por gente capaz de cambiar la Historia. Cambiar la Historia tenía un único lema: quitar el poder a los pocos y darlo a los muchos, por el bien de todos. Los pocos, herederos desde milenios de un poder gigante, sufrieron en dos siglos ese intento de cambio, hasta el día en que decidieron que había que parar la Historia. La idea que los muchos tenían que decidir a expensas de los intereses de los pocos, tenía que extinguirse.

Las líneas siguientes dicen en resumidas palabras que para combatir el Poder hay que comprender quien es realmente, porqué luchar contra sus títeres no sirve de nada. Hay que comprender donde nació y cuáles son los medios y las estrategias que ha usado, para que otros hombres y mujeres vuelvan a luchar contra él con los medios adecuados. La mayoría de los ‘antagonistas’ de hoy no cuidan este aspecto y se están equivocando en casi todo. Las palabras que vais a leer son las verdaderas palabras del Poder, las que han cambiado nuestras vidas en todo el mundo, son los hechos.

El abogado del diablo.

Había que parar la Historia. Los primeros a pensar en esto fueron los hombres de negocio estadounidenses de la época de Nixon, cuyo leader era Eugene Sydnor Jr de la Cámara de Comercio. Pero, ¿Cómo? La respuesta fue clara: con la fuerza de las ideas. La misma fuerza que se usó en la época de la Ilustración. Solo bastó una llamada a un abogado. Lewis Powell era legal de los consejos de administración de muchas empresas, tenía gran cultura y capacidad, le contrataron para iniciar el proceso.

Powell escribió un ‘memorándum’ de once páginas, en un lenguaje de bachillerato, y forjó la primera arma del contraataque: la sencillez. Simples conceptos, esenciales, una comunicación directa y comprensible a todos, desde el presidente de empresa hasta el taxista. La derecha siempre utiliza este método y de hecho sus ideas se difunden y ganan de esta manera. La izquierda casi nunca ha entendido ni siquiera el abc de la comunicación.

La diagnosis de Lewis Powell: “(Nosotros de la derecha económica) no nos enfrentamos a ataques esporádicos. El ataque a las corporaciones es sistémico y común. Hay una guerra ideológica contra el sistema de las empresas y los valores de occidente. Está claro como la luz que los mismos fundamentos de nuestras libertades están bajo un ataque masivo, porqué la amenaza al sistema de las empresas no solo es una cuestión de economía, sino llega a amenazar las libertades individuales”. No hay debate posible, porqué “la única alternativa al sistema capitalista son las dictaduras de las burocracias socialistas o fascistas.” Luego está el llamamiento: “Ha llegado la hora para el business americano de marchar contra los que quieren su destrucción.” ¿Quiénes son los virus? “Sin duda la izquierda radical, la cual es mucho más potente numérica y económicamente que antes en la historia. Pero las voces más preocupantes llegan desde elementos respetados y respetables como las universidades, los medios de comunicación, los intelectuales, los artistas y algunos políticos. La preocupación máxima del poder debe de ser la izquierda y los reformadores sociales.” Luego vienen los estudiantes: “casi la mitad de los estudiantes está a favor de la socialización de las industrias” . La izquierda está librando un “ataque al mismo sistema, que confunde el publico y reduce su confianza en él.”

Son menos de 200 palabras que nos cuentan ya todo lo que ha sucedido en los 39 años a venir, en todo occidente, en los campos sociales, económico, ideológico, sindical.

Lewis Powell decretó las reglas de guerra y los primeros en seguirlas tenían que ser justamente los Patrones, que se percibían a sí mismos como irrelevantes. El ‘memorándum’ proclama así que “pocos elementos de la sociedad americana hoy tienen tan poca influencia en los gobiernos como el business, las corporaciones y los accionistas. No exagero afirmando que somos los olvidados.” Para subvertir las cosas, la derecha deberá tener la fuerza de “organizarse, planificar a largo plazo, disciplinarse, financiarse y estar unidas” O sea, transformarse en un ejército de activistas poderoso y eficaz. La consecuencia de estos simples conceptos será enorme: nació así el mundo de las lobby del poder económico, que hoy eligen los presidentes de EEUU, que regulan las guerras en Oriente Próximo, que deciden las políticas en la Eurocámara y deciden quién puede comerciar y qué en todo el mundo y de hecho han llevado el business, las corporaciones y los accionistas al súper poder de hoy.

Powell hace aquí hincapié en algo impactante, si leído hoy: “El business debe aprender las lecciones y las prácticas del mundo de los trabajadores, o sea que el poder político es indispensable, debe ser cultivado asiduamente y utilizado agresivamente si hace falta, sin miedo.” En otras palabras, la derecha encontró la vía del rescate imitando la izquierda de la época. Ellos la asumieron, nosotros la perdimos. Y luego: “Quien nos representa tiene que convertirse en algo mucho más agresivo, tiene que ejercer una fuerte presión sobre toda la política para que esta nos apoye y no tendremos que dudar a la hora de penalizar a los opositores” . Las lobby tendrán que dedicarse sobre todo a la justicia, “explotando el sector de la misma manera que la izquierda y los sindicatos, que a menudo nos han arrebatado nuestros intereses”.

Los gemelos Educación y Television

Lewis Powell tuvo la intuición que en el futuro, las decisiones tomadas en la sociedad saldrían del mundo del los collares blancos titulados en las universidades de occidente. Pero los ateneos de la época estaban repletos de ideas subversivas. “Hay ponientes de izquierda y miles de extremistas, y ninguna paridad en presencia de sostenedores del sistema de gobierno americano y del business”. La fuerza de las lobby tenía que golpear las universidades. La derecha económica tenía que crear un ejército de catedráticos que “creen de manera firme en el sistema de las empresas”. Una vez logrado esto, “nuestros profesores tendrán que evaluar los libros de texto, sobre todo los de economía, políticas y sociología” El eje central tenía que ser sobre todo la economía, donde “tendremos que gozar de una relación estrecha con las facultades”. Aquí se entiende muy bien de donde nace el pensamiento del Mercado Libre (ojo: lo que está libre es el movimiento de capitales, no de mercancías y menos de hombres) que desde hace más de 20 años es de dominio en cada facultad de economía. Los lectores aquí tienen que saber que es precisamente desde las universidades que proceden las políticas de empobrecimiento de los servicios esenciales, del derecho al trabajo, la salud pública, la vivienda, las pensiones. Nuestros gobiernos sólo son ejecutores que no tienen elección y por eso no tenemos que mirar hacia Berlusconi, Sarkozy o quien sea para comprenderlo, no son ellos los que tenemos que combatir.

En el 1971 los medios de comunicación ya eran centrales en los juegos de poder, pero no lo suficiente. El abogado tampoco para este tema desperdició palabras: “Las televisiones tendrán que ser puestas bajo observación de manera constante, de la misma manera que los libros de texto universitarios. Esto se aplicará a los informes y las encuestas emitidas por televisión, que a menudo contiene críticas al sistema del business.” También prensa y radio: “Tendremos que emplear cada posible solución para promovernos a través de estos medios” , ni las revistas populares, donde “tendrá que ser constante el flujo de nuestros artículos” ni los quioscos, donde “existe oportunidad de educación del público, sin embargo al día de hoy no hay publicaciones atractivas por nuestra parte”. Powell prescribe aquí el estallido, realmente ocurrido en los años siguientes, de las publicaciones populares, rebosantes de una representación positiva del consumismo, y los mensajes que los medios nos dirigen en cualquier salsa y minuto para reforzar el sistema capitalista. De hecho escribió: “gastamos millones de dólares en publicidad...y solo una fracción de estos publicitan el Sistema”.

Simplemente lo mejor

El ‘memorándum’ concluye con las directivas para el futuro ejercito de los Patrones. En primer lugar, hay que encontrar financiación masiva y constante y aquí, dice el abogado, “necesitamos de un apoyo financiero por parte de las corporaciones muy superior a lo de ahora”. Powell bien sabía que la creación del consenso no podía depender de intelectuales sin bolsillo o voluntarios mal pagados y prescribió que quien trabajara en el proyecto de parar la Historia tendrá que ser “pagado al mismo nivel de los directivos de empresas y catedráticos” y sus competencias “tendrán que ser en los niveles más altos en sectores claves como la publicidad, los medios de comunicación y la abogacía” . El proyecto de parar la Historia tendrá que ser evaluado en calidad y fidelidad de manera continua y “nuestra presencia en los medios, en los debates, en el mundo editorial, en la publicidad, en los tribunales y dentro las comisiones legislativas tendrá que ser sumamente precisa y de nivel excepcional” .

Once paginas así escritas fueron tomadas como patrón por las derechas económicas occidentales y, como cada uno de nosotros puede averiguar, hoy son realidad en cada palabra. El resultado son millones de seres humanos hipnotizados por ‘los valores del sistema’, en millones de estudiantes indoctrinados al libre mercado, en la destrucción implacable de los derechos fundamentales, en una inmensa red de medios de comunicación que de manera obsesiva promocionan aquel sistema, en el poder de las lobby, en la mortal habilidad y eficiencia de la implacable maquina del Consumismo. Aquellas once paginas de simples conceptos han sido el software guía de las derechas económicas en 39 años de trabajo incansable, unido, disciplinado, programado como nunca antes. El Poder, lanzado alma y cuerpo en la guerra en contra de la Esperanza, la cual fue derrotada finalmente cuatro años después de los primeros esfuerzos de Lewis Powell. Hizo falta por eso el trabajo de otros tres hombres para concluir el proceso, y pocas otras sencillas páginas.

La Democracia se salva matándola.

Es desconsolante escuchar hoy en día a las voces de algunos demagogos que denuncian el ataque a la democracia, llevado hoy, según ellos, por algunos títeres del Poder. Es como si alguien gritase socorro por la llegada del consumismo porqué en la esquina han abierto un centro comercial. El ataque fue planificado hace ya 35 años y con tal efectividad que no deja esperanzas.

La Comisión Trilateral nació en el 1973 como libre asociación de ciudadanos americanos, europeos y japoneses con la intención de desarrollar una estrecha colaboración entre estas tres regiones sobre sus problemas comunes y de mejorar la comprensión de estos problemas . Claramente esta proclamación es una chorrada. En realidad es un club exclusivo de personas poderosas decididas a salvar sus intereses y que sin embargo no son para nada secretos u ocultos. La Comisión Trilateral es a lo contario la cara más pública de las derechas económicas modernas, plenamente partidarios de la democracia, cuyo significado es desde luego un instrumento libremente entregado a pocos por parte de muchos para que los muchos puedan ejercer el interés de los pocos. Una de los alcances principales de las derechas modernas fue que las dictaduras ya no eran el medio más adecuado para subyugar a los ciudadanos. Las dictaduras son asuntos sucios, incontrolables, que siempre terminan en algo embarazoso y campañas libradas por los medios de comunicación, que piden explicaciones de lo sucedido. Mucho mejor la democracia, pero con telemando a distancia. Si hasta ayer las derechas occidentales exportaban golpes de estados (Iran, Chile, Grecia…) hoy exportan democracia (Iraq, Afghanistan, Pakistan…) Pero la democracia tiene su doble cara: a largo plazo pone en primer lugar el interés de los muchos, a expensas del interés de los pocos. Es de izquierda por instinto. Por eso había que hacer algo y para eso se creó la Comisión Trilateral, que contaba y cuenta con la participación de personajes famosos y menos, como Zbigniev Brzezinski, Jimmy Carter, David Rockefeller, Giovanni Agnelli, Edmond de Rothschild, George Bush padre, Dick Cheney, Bill Clinton, Alan Greenspan, Henry Kissinger y muchos otros más.

Me explico: la democracia libre está por naturaleza a lado de los ciudadanos, ya que son ellos que la gobiernan. Esto, como dicho, era un hecho al final de los sesenta en algunos países del mundo no solo occidental, después de dos siglos de luchas. El Poder estaba mosqueado, pero comprendió el valor de la democracia como vehículo de sus intereses, y eso era una contradicción. Así que el Poder decidió: la democracia está consagrando la izquierda, entonces tenemos que matarla, pero la democracia nos sirve y por esto tenemos que salvarla. ¿Soluciones? Aparecieron tres pensadores: Samuel P. Huntington, Michel J. Crozier e Joji Watanuki. Tres intelectuales, catedráticos y consultores de gobiernos. Otra vez ellos dibujaron las recetas en términos muy sencillos en las 227 páginas de The Crisis Of Democracy, entregado a la Comisión Trilateral en el 1975. Otra vez sentenciaron la condena a muerte de la izquierda, pero de manera asombrosa. Todo estaba en una idea a primera vista loca: si queréis salvar la democracia y matarla al mismo tiempo, tendréis que salvarla mientras que la estáis matando.

La explicación se halla en la página 157 de The Crisis of Democracy, donde se lee: “la historia del éxito de la democracia está en la asimilación, por parte del público, de los valores, las actitudes y patrones de consumo de la clase media”. ¿Qué significa esto? Esto significa que cuando se quiera matar la democracia participativa (la democracia que hace el interés de los muchos a expensas del interés de los pocos) manteniendo en vida una simulación de la democracia (la democracia que nos trae a las urnas cada cierto tiempo para elegir a los pocos que nos exprimen como limones) los ciudadanos tienen que convertirse en consumidores y pequeños accionistas. Y eso es exactamente lo que nos hicieron. Fue una idea genial. Los ciudadanos que apenas estaban aprendiendo a participar, fueron reducidos a un público inerte y el contenido de la democracia fue aniquilado. Los tres autores dictaron las instrucciones de manera muy clara: “El funcionamiento efectivo de un sistema democrático necesita de cierto nivel de apatía de los individuos y los grupos. En los tiempos pasados, cada sociedad democrática tuvo una población variable que se hallaba en los márgenes, que no participaba en la política. Esto es intrínsecamente anti-democrático y sin embargo ha sido uno de los factores que ha concurrido al buen funcionamiento de la democracia” En el texto se lee también que la amenaza a la democracia estadounidense procedía “desde la misma sociedad con altos niveles de instrucción, dinámica y participante” una sociedad donde habían nacido “grupos de jóvenes y grupos étnicos que estaban desarrollando su propia conciencia” . Tenían que ser desactivados, hacerlos apáticos, inmóviles.

Os pido reflexionar sobre las líneas de arriba, porque si se comprende esto se aprende quien es el Poder, como trabaja y quien realmente hay que combatir, que no es Berlusconi, sino el Sistema, que utiliza a Berlusconi como uno de sus instrumentos para sus objetivos. Es inútil que hoy los antagonistas en Italia chillen contra la cúpula política porqué no fue esa en deshabilitar la democracia y sobre todo indignarse y chillar no es la manera de reactivar los ciudadanos apagados por las estrategias dibujadas en The Crisis of Democracy.

Curar la democracia con más democracia es como arrojar más gasolina al fuego.

El trabajo de Samuel P. Huntington, Michel J. Crozier e Joji Watanuki llegó mucho más allá en golpear cada aspecto de la democracia de participación. Basta con leer en la página 161 la lista de lo que según los autores obstaculiza la democracia: “1) la búsqueda de la igualdad entre los hombres… 2) La expansión de la participación en la política… 3) La competición política, sustancial en la democracia… 4) La respuesta de los gobiernos antes las demandas y las presiones de la sociedad...” Ahora bien, si pensáis en la época actual, os encontráis con que: 1) se ha destruido la igualdad de los individuos, a través del individualismo y la Cultura de la Visibilidad (o sea de los Vip, o Famosos). Hoy, quien no esté ‘visible’ en el poder político o en los medios de comunicación o en el arte/ocio/deporte es un cero, no existe. 2) La participación ciudadana es inexistente. 3) La eliminación de los partidos pequeños en favor de los grandes ha callado muchas fuerzas políticas. 4) Tenemos la sensación de que el gobierno ignore de manera constante las demandas y las reclamaciones de los ciudadanos y solo siga los intereses de las lobby del poder. Las instrucciones de Huntington, Crozier e Watanuki se han realizado en todo.

Ellos dijeron al Poder que “la idea democrática por la cual el gobierno debe responder a los ciudadanos, crea en estos la expectativa del cumplimiento de sus necesidades y de la eliminación de los males de la sociedad” y que “curar la democracia con más democracia es como arrojar más gasolina al fuego” . Palabras increíbles, pero que han moldeado nuestras vidas. Por cierto, la idea de Estado de Bienestar, que “daría a los trabajadores garantías y alivio al desempleo” se consideraba “un desastre…porqué originaría una época de caos social” . En el texto se avisa a los poderosos que “el impulso de la democracia es disminuir el poder del gobierno, aumentar sus funciones disminuyendo su autoridad”, que es precisamente lo que debe ocurrir en una democracia sana.

The Crisis Of Democracy dibuja la respuesta a esa ‘mala’ democracia: el regreso al gobierno de elite . Huntington, Crozier e Watanuki inician recordando el buen ejemplo del presidente Truman, que “consiguió gobernar el país con la ayuda de un pequeño número de abogados y banqueros de Wall Street”. Por cierto “la democracia solo es una de las fuentes de autoridad y tampoco puede ser siempre efectiva. En algunos casos”, escriben, “el más experimentado o el mayor en la jerarquía puede apartar la legitimidad democrática y reclamar la autoridad”. Hago hincapié en estas palabras escandalosas, porqué son el fundamento ideológico de la creación de la nueva Europa según el Tratado de Lisboa, que de hecho prescribe que nosotros los europeos vamos a estar gobernados por un puñado de burócratas súper especializados que no podremos elegir (a pesar de las falsedades que nos cuentan sobre el ampliado poder del Parlamento Europeo). ¿Entendéis ahora de donde viene el ataque a la democracia?

La trampa

Los sindicatos y cualquier otra forma de organización social, eran un problema al que enfrentarse. Aquí los autores dieron lo mejor, con una de las ideas más tramposas de la historia de la política moderna: la cooptación. Entendieron que en las democracias modernas no es rentable mantener un choque frontal con los sindicatos y empezaron a diseñar una de las épocas más obscuras en las relaciones entre el Poder y el mundo de los trabajadores, una época que en pocos años llevaría los sindicatos desde una histórica tradición de lucha por ampliar los derechos hasta la condición actual donde solo contratan el nivel de abolición de los derechos. Huntington, Crozier y Watanuki escribieron: “Las crecientes demandas y las presiones sobre los gobiernos imponen una mayor colaboración. Tendremos que pensar a medidas para asegurarnos soporte y recursos… por parte de los sindicatos y de las asociaciones ciudadanas”. Prestad atención: estas palabras se escriben en los años 70, cuando la sola idea de un sindicato que asegurase soporte y recursos a los gobiernos habría llamado a la traición, a la acusa de colaboracionismo y a revueltas en todas las fabricas. Pero ha ocurrido y no es necesario aquí resumir la historia de la gestión de las crisis económicas en varios países (solo quiero recordar la de Argentina en el año 2000) donde los sindicatos han sido cómplices de los gobiernos hasta llegar a financiar partidos políticos que llegarían al poder aplicando las mismas políticas que se habían comprometido a cambiar. Para los sindicatos, The Crisis of Democracy tenía guardada otra bala. Los autores sabían que la fuerza de los sindicatos se hallaba en la ideología radical y que “cuando esta pierda fuerza, pierden fuerzas las peticiones del sindicato” . Para conseguir esta pérdida de fuerza idearon la concertación . Ellos escribieron: “(la concertación)…produce desilusión en los trabajadores, que no se reconocen en una lucha burocrática y toman distancia de esa, y esto significa que más los sindicatos acepten este método de concertación, más se debilitan y menos pueden movilizar a los trabajadores y ejercer presión sobre los gobiernos” . Estas palabras se han sacado un poco fuera de un contexto más general, pero es chocante que los gérmenes de la disgregación de los sindicatos estuvieran tan claros a los que hace ya 35 años estaban planeando la muerte de la izquierda en occidente. No solo era necesaria la concertación, también había que apoyar a los sindicatos con vocación más autoritaria, ya que “en el Estado moderno los jefes poderosos de los sindicatos, los que tienen métodos autoritarios, son una amenaza menor a la autoridad de los líderes políticos, hasta se convierten en una ayuda a estos”. La motivación estaba clara: “si los sindicatos están desorganizados, si los miembros son rebeldes, si la lucha se hace extrema y las huelgas son frecuentes, una política nacional de los salarios es imposible…y contribuye a debilitar el gobierno (no los trabajadores, por supuesto! nda)” Así, bienvenida a la corporación sindical, mas domable.

Estos conceptos nos cuentan todo lo sucedido hasta ahora, donde los sindicatos corporación han vendido los Derechos, abandonando la lucha radical necesaria para no llegar hasta aquí. Los ejemplos son muchos, como la insistencia para reformas laborales (a toda ventaja de los patrones) y para subir la edad de jubilación, a pesar de que los contables del Estado nos digan que no hay necesidad de esto y que la Seguridad Social tiene superávit. Entonces ¿para qué insistir en esto? Porqué hay que cumplir con órdenes de más alto nivel, con decisiones tomadas desde ya hace mucho tiempo.

Control Social

Está claro ahora que el Poder ya entonces poseía una visión cristalina de los problemas a que enfrentarse, sean serios o irrelevantes. Entre estos últimos estaba la importante presencia de partidos comunistas en algunos países de Europa, como Italia y Francia. Este problema era considerado de muy poca importancia, ya que se lee: “Los partidos comunistas han cedido terreno en toda Europa occidental. Su ideología se encuentra borrosa y se han convertido en una Iglesia cuyo carisma se está desvaneciendo. Son partidos moderados y no representan ninguna amenaza a la democracia, ya que respetan sus reglas fundamentales” . Dejado a lado el problema de los ‘rojos’ (y así avalando la transición ‘democrática’ en España) el Poder pone manos a la obra en asuntos más modernos, como el control de los medios de comunicación. La televisión entre todos tenía que estar bajo control, ya que “hay pruebas que nos dicen que el desarrollo del periodismo televisivo ha contribuido a debilitar los gobiernos” y que la prensa “tiene un rol cada vez más crítico hacia los gobiernos y sus funcionarios”. Los medios dispuestos a desafiar la autoridad eran para los autores una amenaza al mismo funcionamiento de los ejecutivos, ya que “hace casi imposible el mantenimiento de la necesaria tranquilidad para gobernar” , y además “la ética democrática dificulta hoy el ocultamiento de la información, a la cual los medios tienen cada vez más acceso” . Lamentable era “el aumentado poder de los periodistas a expensas del poder de los editores y patrones”, y esto se afirmaba sin una gota de vergüenza. Así que algo había que hacer y The Crisis of Democracy señala que “Hacen falta medidas importantes para restablecer el equilibrio entre la prensa, el gobierno y otras instituciones” , un concepto que suena a blasfemia para quien tenga claro que imponer ese equilibrio se traduce en una mordaza para el periodismo, cuya función es, justamente, controlar el poder. No hace falta decir como ahora también estos conceptos se han vuelto realidad y que ejecutores como Murdoch o Berlusconi siguen cumpliendo esas órdenes.

Ese trabajo mantiene no obstante el foco sobre los ciudadanos de aquella época, salidos de la eufórica y revolucionaria década de los 60, con nuevos impulsos de activismo político, personas que “por pedir mayor estado de bienestar, necesitan más control social” . El activismo no era otra cosa que la democracia participativa , esa era la Esperanza, que tenía que morir ejecutada. En el decálogo de la Revancha del Poder de Huntington, Crozier y Watanuki el control social es una de las horcas. Más precisamente ellos hablaron de control social indirecto sobre el individuo, el más sucio y menos visible. Un instrumento ya probado en EEUU pero poco conocido en Europa, “donde la disciplina social no tiene la adoración que encuentra en Japón y donde las formas indirectas de control social desarrolladas en EEUU no se encuentran”. El peligro de la falta de control social es que “los trabajadores no consigan asimilarse en el ‘juego social’ sobre todo en los países latinos”. En otras palabras: si no se pueden incluir entre los consumidores , nunca podremos controlarlos y seguirán participando en la política. En la nueva democracia consumista, sellan Huntington, Crozier y Watanuki, hará falta “experimentar maneras más flexibles para obtener más control social, con menos coerción”. Doce sencillas palabras para dibujar uno de los procesos de ingeniería social más devastadores de la historia del control de las masas: la Existencia Comercial y la Cultura de la Visibilidad, o sea masas de ciudadanos reducidos a consumidores desactivados.

The Crisis of Democracy fue debatido en la asamblea de la Comisión Trilateral el 31 de Mayo de 1975. Aunque hubo voces disidentes, al rato los tres autores entraron en la administración de Jimmy Carter y sus ideas despegaron, juntas a las de Lewis Powell. Así murió la Esperanza, y así es como inició la Nueva Economía Libre. La lista de los que nos manipulan no está toda aquí por supuesto, hay otros: OMC, OCSE, FMI, los grandes bancos internacionales, la Comisión Europea, el grupo Bilderberg, las numerosas Think Tank económicas… pero siempre son miembros del mismo club, una reducida elite que ha vuelto a reinar, que sin ser elegida democráticamente impone decisiones supranacionales, y no se asusta por una crisis que ella misma ha generado, porqué bien sabe que la van a pagar sus súbditos desactivados.


Fuente

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El autor

Paolo Barnard es un periodista italiano conocido por ser un crítico virulento del capitalismo y sus distorsiones. Fue correspondiente en el extranjero para varios periódicos y ha trabajado 12 años en la televisión pública italiana, como autor de una popular transmisión de información, donde se hizo famoso por sus artículos ‘incómodos’ que desvelaban las tramas sucias del poder económico. Precisamente por uno de estos servicios, donde acusa el poder de las multinacionales del fármaco, fue sancionado y echado de la televisión pública. Es amigo personal y colaborador de Noam Chomsky y autor de libros que tratan del colonialismo occidental y la tragedia de Palestina. Tiene un blog muy popular en Italia.